20 dic 2015

EL IMPERIO DONDE NO SE PONÍA EL SOL (I)

La primera etapa del reinado de Felipe II se había abierto con un desastre económico, el de la bancarrota de 1557, y se iba a cerrar también con otro desastre, el de laquiebra y suspensión de pagos de 1575. Los cantiosos gastos que había exigido la campaña de neutralización del Mediterráneo, simultaneados con los que ocnstantemente absorbían los inquietos Países Bajos, determinaron al rey a tomar por segunda vez a lo largo de su reinado esta gravísima decisión. Pero esta vez fue posible salir pronto del apuro. En la segunda mitad de la década de los setenta y hasta finales de siglo, la plata americana llegaba a España en cantidades cada vez mayores. El mismo Felipe pudo reconocer que sus arcas estaban repletas como nunca lo habían estado durante todo el reinado de su padre. En estas circunstancias, contando con un Mediterráneo tranquilo y con un solidísimo respaldo económico, era posible plantearse de una vez la necesidad de tomar la ofensiva contra sus enemigos del norte. La cruzada contra el Islam podía considerarse superada. Una nueva cruzada se ofrecía a su consideración, esta vez contra el protestantismo, que era, al mismo tiempo, el mayor enemigo de su poderío económico. El objetivo último debía ser Inglaterra, que no cesaba de enviar ayuda a los rebeldes de Flandes ni de hostigar tanto a los buques que unían a España con sus colonias como a las colonias mismas.
La segunda etapa del reinado de Felipe se nos presenta, pues, teñida de un fuerte tono imperialista y agresivo. Su política semeja ser una resurrección de los viejos sueños del emperador Carlos; pero, afortunadamente para Felipe, sin las trabas qeu el emperador había encontrado en su constante debilidad financiera.
Todavía un nuevo factor favorable vino a unirse a los existentes para redondear esta excepcional coyuntura. Los años del tránsito entre la séptima y la octava década ponen en manos de Felipe una base geográfica de excepcional importancia para llevar a cabo la inminente batalla del Atlántico. Por razones que pronto detallaremos, el Imperio de Portugal pasa a integrar el número de coronas que Felipe coleccionaba. La ocasión no podía ser más propicia. Los años que siguen a la anexión de Portugal serál los del intento supremo de Felipe II por dominar completamente a los Países Bajos y apoderarse de Inglaterra.

1 comentario:

Montse dijo...

En todos los siglos ha habido una bancarrota, y despues se ha superado. La plata que España trajo de las americas les salvo mucho.Ahora en estos tiempos no nos salva nadie, al contrario el pueblo a de sufragar los malos negocios que han hecho los banqueros. Gracias a tu blog empiezo a recordar la historia española, la tenia muy olvidada.