9 ene 2015

LAS MERCEDES ENRIQUEÑAS

Las concesiones reales al estamento nobiliario comenzaron con la primera entronización de Enrique II, en 1366. Se irán consolidando al compás del fortalecimiento mismo de la nueva dinastía. Tales donaciones fueron de distinta naturaleza: villas, rentar, exenciones... En todo caso, no debieron constituir una medida popular, dado que llevaban aparejadas una mayor presión fiscal sobre los pecheros, una política de enajenación de villas y lugares hasta entonces libres del control señorial y, en último término, una quiebra de la moneda, necesaria por cuanto el nuevo monarca hubo de precisar de una emisión masiva para pagar a las bandas de mercenarios que le habían apoyado durante su ascenso al trono.
Sin embargo, Enrique II buscó tambén un cierto equilibrio en su política de concesiones, a fin de no hacer de esta "nobleza nueva" un grupo monolítico. De ahí que, al lado de una alta nobleza de parientes delrey, capitanes de mercenarios y restos de la "nobleza vieja", a quienes se conceden títulos, pero no cargos, surja una baja nobleza de servicio sin títulos, pero con cargos en la adminstración. Si por casualidad se lesconceden pequeños señoríos, rara vez llevarán aparejados títulos de raigambre feudal, como los que tienen los de la alta nobleza.
En líneas generales se imitaba el modelo francés. Los duques de Orleáns, Anjou, Berry o Borgoña, ligados a la familia real, constituían la alta nobleza. Personajes como el almirante Jean de Vienne o el condestable Du Guesclin serían el arquetipo de la baja, estrecha colaboradora de los monarcas, junto alos juristas como Nicolás de Oresmes o Felpe de Mezières en tiempos de Carlos V.
Los miembros que constituyan la alta nobleza castellana bajo Enrique II serán , con preferencia, parientes cercanos del monarca. En primer lugar, los dos hermanos supervivientes de las matanzas de Pedro I: don Telio y don Sancho. El primero mantuvo sus señoríos de Vizcaya, Castañeda y Aguilar, aunque al morir sin descendencia legítima acabarían la mayor parte de ellos revirtiendo a la Corona. Don Sancho recibiría los bienes que fueron de Juan Alfonso de Alburquerque, con el condado de este título. Sucesivas donaiones harían de él una de las primeras potencias económicas de la Castilla del momento.
Por otra parte se encontrabn Pedro Enríquez, hijo del asesinado maestre de Santiago, don Fadrique, que recibiría el condado de Trastámara, con amplias posesiones en Galicia, y en una línea semejante se fueron situando los otros hijos de Enrique II (bastardos en su mayoría): Fadrique, al que hizo duque de Benavente; Alfonso, que fue conde de Noreña y señor de Gijón; Leonor señora de Sepúlveda... Personajes todos ellos que si en principio podían parecer incondicionales de la corona, a la larga spondrán uno de los mayores peligros para el poder monárquico.
Junto a los parientes del rey, la alta nobleza se va a constituir también a base de capitanes, peninsulares y ultrapirenaicos, que militaron en las filas de Enrique II.
Entre los primeros, en lugar preferente cabe citar a Alfonso de Aragón, hijo del infante don Pedro de Aragón, conde de Denia y Ribagorza, quien recibió el no despreciable título de marqués de Villena, que le hacía beneficiario de una amplia zona de tierra en la región fronteriza entre los dos grandes estados peninsulares. En segundo lugar, otro de los nobles, de origen no castellano, que inició un rápido ascenso al subir al trono de los Trastámaras, sería Juan Ramírez de Arellano, señor de Cameros. A bastante distancia de estos dos personajes quedaban otros como Pedro Boyl, señor de Huete, o Juan Martínez de Luna, quien recibió de Enrique II, Jubera, ALfaro y Cañete.
Entre los caudillos ultrapirenaicos hay que mencionar como mayores beneficiarios de la liberalidad del Trastámara al famoso Beltrán du Guesclin, en primer lugar, y, tras él, a Bernal de Bearne, Arnao de Solier y Pierre de Vilaines.
El primero recibió el ducado de Molina y múltiples villas, entre las que se encontraban las de Soria, Atienza y Almazán. Molina se negó a someterse a la autoridad de un señor francés y prefirió echarse en manos de Pedro IV de ARagón, constituyendo uno de los motivos de las disputas habidas entre aragoneses y castellanos en los años siguientes. Por otra parte, al abandonar Du Guesclin Castilla, una vez consolidado en el trono Enrique II, fue haciendo cesión o venta de la mayor parte de sus señoríos a otros personajes.
Arnao de Solier recibiría la villa de Villalpando, y Pierre de Vilaines, el condado de Ribadeo. Pero tampoco ninguno de estos dos caballeros llegó a echar raíces en la Península. El único capitán de las compañías que constituiría tronco de un importante linaje nobiliario en Castilla sería Bernal de Bearne, hijo del conde de Foix, que recibió el título de conde de Medinaceli.
Por último, como elemento de continuidad entre los linajes de la "vieja" y la "nueva" nobleza, la alta nobleza completa sus cuadros con algunas antiguas familias de más rancio abolengo: Guzmanes, Manueles, Ponce de León.... Algunas se encontraban ligadas familiarmente a Enrique II -caso de los Manueles-, y otras supieron ponrse a tiempo al servicio del bastardo.
Sin embargo, la gran novedad en la polítiva nobiliaria del primer Trastámara en este período de 1366 al 1371 es el favorecimiento de que hace objeto a una serie de hidalgos y personas de menor alcurnia, sobre la base de los cuales se va a crear la pequeña nobleza de servicio. Podríamos citar los nombres de Pedro Fernández de Velasco, camarero mayor del rey, que irá lenta pero firmemente acumulando una serie de pequeños señoríos, plataforma para la futura prosperidad de su linaje: Medina de Pomar, Briviesca...; Alvar García de Albornoz, mayordomo del rey que recibió la villa de Utiel; Fernán Sánchez de Tovar, guarda mayor del monarca, que recibió la villa de Astudillo y otros lugares de Andalucía; Pedro Suárez de Quiñones, adelantado mayor de León, a quien fueron otorgadas las villas de Cangas y Tineo; Juan Núñez de Villayzan, justicia mayor, a quien se hizo merced de algunas aldeas en las tierras de Badajoz... y un largo etcétera.
En las Cortes de Toro de 1371, Enrique II, aparte de confirmar los privilegios a numerosos monasterios, cabildos y municipios, procedió a una última entrega de mercedes que reondea este proceso en la primera etapa de su reinado: Lope Gutierrez, alcalde mayor de Córdoba, quien recibió Montilla; Men Rodríguez de Benavides, caudillo mayor del obispado de Jaén, quien fue premiado con la villa de Santisteban del Puerto, y otros caballeros, quienes vieron recompensados sus servicios a la nueva dinastía.
La promoción de esta pequeña nobleza, que tanto juego va a dar en el futuro, era en la mente del Trastámara el imprescindible contrapeso paraneutralizar cualquier veleidad de prepotencia por parte de los grandes magnates que integraban la alta aristocracia.
Aparte de personalidades, también determinadas instituciones fueron favorecidas por la generosidad regia: algunos monasterios, cabildos catedralicios -como el de Toledo-, y las órdenes militares, particularmente la de Santiago, en la que el Trastámara procedió a un reajuste en su más alta dignidad, al sustituir Gonzalo de Mexía al antiguo maestre Garcí Álvarez de Toledo. en 1370, los santiaguistas recibieron del monarca la importante villa de Jerez de los Caballeros.
En líneas generales, aparte de las ya mencionadas consecuencias de carácter económico (disminución de la potencia económica de la Corona al percibir ahora los señores una serie de rentas que hasta entonces lo habían sido por los agentes reales), la política pronobiliaria del primer Trastámara a lo largo de los primeros años de su reinado ha provocado un fenómeno de indiscutible importancia: la aparición en Castilla de una nobleza de nuevo cuño, protagonista de primer orden de la evolución del reino a lo largo de toda la Baja Edad Media.

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1 comentario:

Unknown dijo...

Genial post, espero que esa investigación se deba a querer enseñar el verdadero origen "vergonzante" de lo que nos dicen que somos.. Nuestro pais está construido sobre la sangre y el odio.. Antes de el "reparto" estaban las antiguas "hereditades", en las cuales los agricultores heredaban sus pequeñas tierras para la subsistencia de su pequeña familia.. De aquí los antiguos molinos hidráulicos, los cuales compartían en pequeñas comunidades para beneficio común, hasta que la iglesia se les quedó y empezó la injusticia social deribada de las rentas.. https://www.youtube.com/watch?v=rhxtT196hso