18 mar 2017

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: OCUPACIÓN FRANCESA Y GUERRA DE DESGASTE (1809-1811) (IV)

La situación aparente era halagüeña para los franceses.  Sólo faltaba la conquista de Portugal, que ya estaba preparando Massena.  
Pero la realidad era muy distinta.  La conquista de Andalucía suponía que los franceses tenían que fijar 90.000 hombres, absorbiendo la mayoría de los combatientes. Además, la continua resistencia española hace que su dominio se centre sólo en las ciudades del valle del Guadalquivir y del reino de Granada.  No les quedan hombres para atender con eficacia las operaciones qeu se produzcan en sus flancos: Portugal y Murcia.  Además se ven obligados los mariscales napoleónicos a mantener abiertas las comunicaciones y sitiar la plaza de Cádiz.  De esta forma, sus fuerzas operativas nunca serán mayores de 15.000 hombres, e incluso esto a costa de comprometer gravemente la situación de las guarniciones y comunicaciones.
Por el contrario, la situación española, en apariencia, es asfixiante, mas la realidad ofrecerá oportunidades estratégicas y de iniciativa.  En Cádiz habrá 26.000 soldados defensores, cifra que excede la defensa y que será empleada para atacar núcleos costeros andaluces, apoyados por la siempre superior escuadra inglesa.  En el interior surgen numerosos núcleos de resistencia; la zona de Ayamonte no ha sido ocupada; las fuerzas murcianas constituyen un bloque de 12.000 hombres.  Todo ello permitirá operaciones conjuntas y se traducirá en éxitos radicados, sin duda, más que en su propia fuerza, en la distensión extrema a que había llegado el dispositivo francés.
Los franceses, en estas circunstancias, sufren un constante desgaste y pierden la iniciativa estratégica.  Un ejemplo lo da la conquista de Murcia por los franceses.  Ante la noticia del levantamiento de las Alpujarras y el peligro de Málaga, las fuerzas de ocupación de Murcia tuvieron que replegarse.  Habían estado en Murcia 48 horas, el tiempo justo para saquearla por completo.  Estos ejemplos se multiplican en toda Andalucía y Extremadura.
Las dificultades que encontró Massena en su expedición a Portugal, obligan a Soult a una labor de apoyo en Extremadura.  Conquistan Olivenza y Badajoz, donde hacen millares de prisioneros.  Pero Massena fracasará en Torres Vedras e iniciará la retirada, renunciando a la conquista de Portugal.
Estos acontecimientos impondrán un cambio de la situación estratégica, ya que Wellington, que venía manteniendo una rígida postura defensiva, recupera la iniciativa y reanuda la guerra de movimientos.
Badajoz se va a convertir en el punto clave de operaciones de la zona sur.  En esta zona se concentrarán los dos ejércitos: aliados y franceses.  Ambos saldrán del encuentro de Albuera duramente castigados: 7.000 bajas por cada lado.  Pese a la retirada francesa, Badajoz aguantó el sitio a que la sometió Wellington.

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