9 mar 2017

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: CAMPAÑAS DE VERANO DE 1808 (II)

Las ideas político-militares de Bonaparte eran simplistas al considerar el conflicto español como una nueva "guerra dinástica", en que la escasa superioridad francesa bastaría para liquidar unos levantamientos sin importancia.
Los cinco ejércitos franceses se desparraman por todo el territorio español, tratando de ganar la guerra en las ciudades. Este despliegue trae como consecuencia el aislamiento delas unidades en el territorio, sin guarniciones que aseguren su retaguardia y dejando en poder de los españoles las comunicaciones, lo que tendrá decisivas consecuencias.
El despliegue francés da comienzo el 24 de mayo de 1808.  Mientras, las juntas provinciales, ya soberanas, reclutan y arman a numerosos voluntarios con elevado espíritu, pero sin preparación militar y casi sin armamento.
Las fuerzas de Bessières tienen el objetivo de buscar la regularidad del camino de Madrid (la actual carretera nacional 1, Madrid-Irún), manteniendo expedita esta comunicación, y de abrir el paso de Madrid a José Bonaparte, quien entrará en la capital el 20 de julio, a través de unas calles totalmente desiertas.
Para ello Bessières se paseará por Palencia, Santander, Valladolid y otros lugares con sus tropas, a fin de atraer a los ejércitos de Galicia (Blake) y Castilla (Cuesta), que hostigaban y eran preocupación constante para el mantenimiento de la ruta de Madrid.  A consecuencia de la batalla de Medina de Rioseco, Blake y Cuesta se repliegan hacia Astorga y León respectivamente.
El este del camino de Madrid estaba también en peligro por el levantamiento de Zaragoza, extendido a Logroño, Burgo de Osma y otros lugares.  El despliegue de Bessières da buenos resultados al eliminar los obstáculos salidos al paso en Pamplona, Logroño, Tudela, Mallén... Pero en Zaragoza la guerra de maniobra perdía su eficacia.  Napoleón jamás pensó seriamente en la resistencia de una ciudad abierta.  Los ataques franceses fueron repelidos en varias ocasiones, y el cañoneo sistemático de las defensas zaragozanas no dio resultado.  Los franceses habían perdido más de 2.000 hombres y abandonaron más de 50 piezas de artillería.  Entretanto llegó la noticia de la capitulación de Bailén, y los franceses recibieron orden de levantar el sitio el 12 de agosto.  Había sido una brillante manifestación den la voluntad de la resistencia defendiendo durante dos meses una ciudad abierta mediante barricadas improvisadas, trincheras y defensas de tierra y probando su capacidad de resistir incluso a un formidable tren de artillería de sitio.  Palafox, Agustina de Aragón, el convento de Santa Engracia, la Puerta del Carmen, el Portillo... merecieron frases heroicas que han trascendido las generaciones.
Mientras esto ocurría en Aragón, los catalanes, ocupadas Barcelona y Figueras por tropas francesas, organizan la resistencia en Lleida.  Los somatenes destrozan a las fuerzas francesas en dos ocasiones en las montañas del Bruch, y sus generales Duhesme, Schwartz y Moncey tienen que retirarse a la ciudad Condal. A su regreso descubren que sus comunicaciones con Francia habían sido cortadas, de resultas del levantamiento de Gerona y Figueras.  Duhesme ataca por tres veces a una Gerona preparada para el asedio.  Perdió 700 hombres y regresó a Barcelona.  Con más tropas francesas intenta de nuevo tomar Girona; pero otra vez es rechazado y, en su vuelta a Barcelona, acosado por el guerrillero Milans del Bosch y por la escuadra inglesa de Cochrane.  La primera campaña de Cataluña fue un desastre para los franceses, quienes, habiendo perdido el dominio del espacio, habían fracasado también en sus intentos de abrirse camino hacia Lérida y hacia Francia por Girona.

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