2 ene 2017

OPOSICIÓN A LAS LUCES

Además de la oposición conservadora cabe incluir algunos actos del propio gobierno que se oponían a la penetración de las Luces en las Españas.  Se prohibía la libre circulación de las ideas.  Sin permiso gubernamental no se podía editar o reeditar una obra, so pena de seis años de destierro y 2.000 ducados de multa.  Además debían llevar el nombre del autor, del editor, lugar y fecha de impresión y otros detalles; de lo contrario incurrirían en graves penas.  Editar un título anticatólico podía acarrear la pena de muerte y la confiscación total de los bienes del editor.  Tampoco se podían importar libros sin permiso.  Había un equipo de censura con intervención de los tribunales episcopales.  Todo libro o periódico era depurado previamente y no salía a la calle sin el asenso gubernamental.  En resumen, el gobierno no admitía la libertad de prensa, pero no era enemigo de la difusión de las nuevas luces ilustradas, aunque tenía mucho cuidado en expurgar aquellos escritos que consideraba peligrosos al catolicismo o a la monarquía.
La oposición conservadora era fuerte y no se contentaría con prohibiciones, cortes y prevenciones.  Tenía que pasar a la ofensiva de algún modo.  En nombre de la moral, la religión y del orgullo español ofendido se revelaron contra todo lo que viniese de fuera.  Tradujeron las críticas que aparecían en Francia contra Rousseau, Voltaire, Helvetius, Montesquieu y demás.  Las completaban diciendo que eran los enemigos de la sociedad, del alma y de Dios.
Los enemigos de las luces recurren a los textos franceses para defenderse e inundar España de ideas antiilustradas.  algunos españoles también sacaron sus armas personales para combatir a los filósofos, buscando argumentos en la Biblia y autores clásicos.
Pero este "tira y afloja" se romperá pocos años después de la muerte de Carlos III con el temblor revolucionario que sacudió Europa.
De todo ello hablaremos próximamente.

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