23 nov 2016

EL FERMENTO DE LA MINORÍA (II)

La formación intelectual de los grupos dirigentes no la reciben en la universidad, sino pese a ella y contra ella.  Son conscientes de algo muy real, lo que supone unas categorías mentales muy lúcidas: Si me descuído, me forman...
Son, pues, autodidactos.  Ya hemos dicho que la Inquisición les ataca, pese a comulgar con una religión auténticamente cristiana.  Tenemos que hacer excepciones, pues lo mismo que en otros campos, hay ilustrados con ideas muy distintas y, por supuesto, algunos ateos.
Un ramillete de hombres al vuelo: Campomanes, Floridablanca, Cabarrús, Aranda, Cadalso, Meléndez Valdés, Azara, Jovellanos, Capmany, Asso, Olavide, Piquer, Mutis, Mayans, Jorge Juan y otras docenas que veremos destacar en sus respectivos campos.  Pero no sólo existen estas distinguidas minorías.  Es interesante buscar a esos desconocidos ilustrados obreros, curas y burgueses.
Nos encontramos con varios trabajadores deseosos de mejorar los métodos de producción en la artesanía, en los trabajos de imprenta, en la confección de piezas útiles e inventos; labradores que renuevan los métodos de cultivo de sus campos; miembros del pueblo reunidos para hablar sobre el progreso.
Son docenas a los que les da por las ciencias de la naturaleza, la física, la química, la mineralogía, etc.  Los viajeros que circulan por las Españas describen a hombres de buen gusto, cultos, con librerías actualizadas; son grupos pequeños de hombres modestos desparramados por la geografía del país.  Tendríamos que señalar a un grupito de obispos ilustrados, economistas, bienhechores.  Este alto clero quiere una iglesia cristiana, se opone a los jesuitas y adopta una postura nacional.
Las Sociedades Económicas de Amigos del País toman parte activa, con sus numerosos miembros, en la lucha contra la reacción.  Idénticos aires de reforma y adopción de métodos científicos se encuntran en varios miembros de las universidades, principalmente de Salamanca y Alcalá.  Reclaman mejores maestros, mejores libros, mejores métodos.  Constatamos unos individuos y unas instituciones vivas, dispuestas a usar el "cuchillo anatómico" contra tanta enfermedad rutinaria.

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