4 oct 2016

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS (II)

El gobernador Gálvez conquistaba la Florida, Pensacola y la costa septentrional del golfo de México, mientras que otras tropas españolas expulsaban a los ingleses de los establecimientos de Honduras.
En 1781, una flotilla y 12.000 hombres desembarcaban en Menorca, ocupando la ciudadela, el arsenal y el fuerte de San Felipe.  La expedición fue dirigida por Crillón, luego capitán general, grande de España y duque de Mahón.
Los mayores esfuerzos militares y diplomáticos de toda la guerra fueron empleados en la toma de Gibraltar.  Barceló y Álvarez de Sotomayor lo cercan por mar y tierra en 1779.  Cuando la situación era ya apurada, la flota inglesa derrotó a la española, con lo que la plaza de Gibraltar fue abastecida, malográndose así los planes españoles.
Los diplomáticos ingleses y españoles hablan repetidamente sobre este problema.  España deseaba recuperar Gibraltar a toda costa.  Inglaterra pedá a cambio la isla de Puerto Rico, el puerto de Caballos de Honduras, puerto y fortaleza en la bahá de Orán, fuerte indemnizacion, renuncia de España a la alianza francesa, a la confirmación del Tratado de París...  El valor de esta plaza para el pueblo y gobiero ingleses lo sintetizan las célebres palabras de lord Stormont, dichas en aquella ocasión:

"Si el rey de España me pusiera delante de los ojos el mapa de sus dominios para que buscara un equivalente de Gibraltar, dándome tres semanas para la decisión, no podría en tan largo plazo encontrar entre todas sus posesiones ninguna que bastara a compensar la cesión de aquella plaza."

Para España, su valor no debá ser menor, pues Floridablanca confesó a Ricardo Cumberlant:

"Gibraltar es un objeto por el cual el rey, mi amo, rompería el Pacto de Familia o cualquier otro compromiso que tuviese con Francia."

Fracasadas también las relaciones diplomáticas, España volvió a cercar a Gibraltar, agotando la hablidad de los ingenieros en cuanto a métodos ofensivos.  Se ha llamado a esta operación una de las más completas del siglo, sobre todo por los adelantos técnicos.  Se pensaba que las "baterías flotantes", inventadas por el francés D'Arçon, podían rendir la plaza bombardeándola desde la bahía de Algeciras.  Pero la artllería inglesa, por medo de balas rojas incandescentes, consiguió incendiarlas.  Las lanchas cañoneras, ideadas por Barceló, surtieron mejor efecto; mas de nuevo la escuadra inglesa abasteció la plaza, y Barceló, humilde y hábil marino mallorquín, cayó víctima de la presión de los militares y guardias marinas de sangre azul y "gente bien".
La independencia de los Estados Unidos estaba consumada, y los beligerantes deseaban la paz.  En las negocaciones de Versalles, España tendó a quedarse con Gibraltar; pero se estrelló contra los diplomáticos ingleses, quienes no querían perder la cabeza tratado de semejante asunto.  España adquiría toda la costa del golfo de México y las dos Floridas.  Quedaban abiertas las colonizaciones de Arizona, Colorado y California.
Estados Unidos recobró la independencia, aunque Floridablanca, con clara visión del futuro, hizo que se limitara su posible expansión, ya que constituía un peligro evidente para las Indias españolas.
Menorca volvía definitivamente a España.  El Tratado de Versalles (1783) confirmaba el poderío español.  Mas Inglaterra seguía con su escuadra incólume y Estados Unidos era un peligro, tanto por sus posibles tentáculos como por el ejemplo emancipador que brindaría a las posesiones españolas de Ultramar.

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