7 abr 2016

LAS MIGRACIONES

Es un fenómeno de gran interés sociológico el del trasiego de gentes y sus repercusiones. A América, durante todo el siglo XVIII fueron unas 60.000 personas. Esta cifra es muy aproximativa, pues proviene del número delos emigrados oficiales y de un cálculo de los que se marcharon ilegalmente. El 60% serían cargadores, peones y criados, mientras el 40% restante correspondería a mercaderes, militares, administrativos, artesanos y familiares de los españoles allí asentados.
En un orden inverso, se ha calculado quizá un poco excesivamente, que a medidos del siglo XVIII había en España unos 100.000 franceses, a los que hay que sumar un número considerable de ingleses, portugueses, italianos, alemanes, etc... Dos datos seleccionados: en Cádiz había 5.000 genoveses; en la colonización de Sierra Morena, en 1775, se contaban 10.300 colonos extranjeros, aunque muchos de ellos terminarían marchándose.
Se calculan los extranjeros avecinados en España, en 1791, en 27.502 cabezas de familia. De ellos eran franceses 13.332; italianos 4.790, que se elevan a 7.387 si en el total se incluyen 499 sardos, 52 toscanos, 1.970 genoveses y 76 venecianos; portugueses, 3.518; alemanes, 1.577; malteses, 1.229; ingleses, 140; irlandeses, 139; suizos, 633; suecos, 39; prusianos, 21; holandeses, 21; marroquíes, 15, y menos de 10 de otras procedencias. Los transeúntes ssumaban 6.512, de los cuales 4.335 eran franceses.
Respecto a las migraciones internas, se producían inversamente a lo que sucede hoy. Gallegos, asturianos, santanderinos, vascos y catalanes emigraban a las provincias del interior. Su función era la de jornaleros, artesanos y comerciantes. Estos dos últimos grupos conseguirán despertar algunos sectores de la economía castellana.

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