26 abr 2016

LA LIBERTAD DE COMERCIO CON AMÉRICA Y LAS COMPAÑÍAS PRIVILEGIADAS (I)

El comercio de las colonias españolas estaba en manos de Inglaterra, Francia y Holanda. Estas potencias son las que trafican con las Indias. Lo realizaban, bien emitiendo sus productos a Sevilla o Cádiz, o bien metiendo sus productos de contrabando. En cualquier caso, los españoles no participaban, pues tenían muy pocos productos que ofrecerle a los colonos americanos, ya que ni siquiera podían vestirse ni alimentarse por sí mismos. La realidad económica llegó a justificar el contrabando; sin él, las colonias no se podían abastecer. Las consecuencias fueron que el contrabando remató el edificio monopolístico y, sin duda, preparó la independencia de las colonias americanas.
El sitema de comercio se basaba en el monopolio que ejercían primero Sevilla y después Cádiz, al trasladarse en el año 1717, la Casa de Contratación de una ciudad a otra. Veamos algunas de las etapas que jalonan la ruptura de este exclusivismo comercial.
En 1713, una de las cláusulas del Tratado de Utrech concedía a los ingleses el monopolio, por treinta años, del asiento de esclavos negros. En otro apartado se les permitía comerciar con las colonias españolas por medio del "navío de permiso". Era un barco de 500 toneladas, base del tráfico del contrabando. El problema no revestía mucha importancia e innovación, pero la brecha legal se encontraba abierta.
En 1714 Felipe V concede a la "Compañía de Honduras" permiso para comerciar con América Central y el monopolio del tráfico de caoba y palo tintóreo.
En 1718 se concede a las Canarias -plataforma del contrabando- permiso para exportar anualmente 100 toneladas a La Habana, Campeche, Caracas, Trinidad, Cumaná, Puerto Rico y Santo Domingo.
El gobierno propone a los comerciantes españoles, en el año 1720, un "Proyecto para navíos de registro y avisos".
En 1721 se autoriza a Buenos Aires a importar géneros por valor de siete millones de pesos.
El monopolio empieza a resquebrajarse. El sistema en convoyes de flotas y galeones, con éxito en el siglo XVI, pierde su regularidad, se hace inviable y fracasa.
Los Borbones españoles, fieles intérpretes del mercantilismo francés, de corte estatal y con finalidad de frenar el auge inglés, veían con buenos ojos la creación de compañías comerciales con monopolio, a estilo europeo, entre España y América.
En 1728 se funda la "Real Compañía Guipuzcoana de Caracas". La ciudad de San Sebastián adquiere el monopolio de comerciar con Venezuela. Esta Capitanía General era objeto del contrabando holandés. Se proponen los comerciantes guipuzcoanos fomentar el cultivo del cacao e introducir el algodón, índigo y tabaco. El capital inicial de la Compañía ascendía a 2.250.000 reales, repartidos en 300 acciones de 7.500 reales, de las cuales 200 eran del rey. Abastecerán con diversas manufacturas a Venezuela, desarraigarán el contrabando y traerán a la metrópoli cacao, oro, plata, tabaco y cueros. Subvencionaba al reycon 100.000 pesos anuales, tenía 13 navíos y enormes posesiones; y provocará la oposición de los criollos, naturalmente.
En 1778, con la guerra de la Independencia de los Estados Unidos, y ya implantada la libertad de comercio, verá mermados sus privilegios y no podrá competir en el mercado libre. En 1785 se disuelve la Compañía de Caracas y su capital pasa a la Compañía de Filipinas, la cual había sido creada ya en 1733, pero se había mantenido, al igual que la Compañía de Galicia, en estado embrionario.

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