
Desde tiempos anteriores al imperio incaico, los pueblos del Perú estaban organizados en grupos tribales, conocidos con el nombre de "ayllu". Los miembros de cada una de aquellas tribus estaban unidos entre sí por vínculos de consanguineidad. Entre ellos no existía la propiedad privada en el sentido estricto de la palabra. El suelo pertenecía a todo el ayllu, de forma que a la familia sólo le pertenecía la casa y los enseres domésticos. Cada año se sorteaban entre las diversas familias del ayllu las parcelas que constituían el campo común, y el fruto de la cosecha, una vez puesto en común, se distribuía a cada uno según sus necesidades. Al instaurarse el dominio inca, las antiguas instituciones sociales sufrieron una honda transformación. Los incas dividieron a la población según un criterio territorial. El ayllu pasó a identificarse con la aldea. todos sus habitantes se consideraban parientes "como las abejas de una colmena". Cada ayllu se fragmentaba en diez grupos, y éstos, a su vez, en otros tantos subgrupos, que pueden servir de base para establecer sugerentes relaciones entre esta organización social y las existentes en la antigüedad en otras regiones del Viejo Continente.
Al frente de cada ayllu figuraba un jefe,llamado "curaca", que tenía autoridad para presidir los trabajos y dirimir las lides. Bajo el poderío inca, el curaca pasó a ser el primer propietario privado. La organización económica de los incas, aprovechando y desarrollando algunas de las instituciones antiguas, convirtió todo el territorio del país en propiedad del Estado. todos los hombres apotos para el trabajo debían estar a disposición del Estado tanto parael cultivo de las tierras como para realizar cualquier otro servicio que el poder ordenase. Del producto del suelo se hacían tres partes. Una servía para atender a las necesidades del pueblo; la segunda era destinada al Inca, y con ella se atendía la alimentación de los que habían de trabajar en las obras públicas; la tercera era para el Sol, es decir, para sufragar el culto a los dioses. Periódicamente, las gentes de cada lugar eran convocadas para prestar su trabajo al Estado. Gracias a estas prestaciones ersonales que el Estado pagaba alimentando a los trabajadores, los incas construyeron una admirable red de carreteras, la cual comunicaba los lugares más distantes del Imperio con su capital. Los enormes precipicios andinos se salvaban mediante enormes puentes colgantes, de los que todavía se conservan algunos. Largas recuas de llamas recorrían aquellos caminos transportando en sus lomos los más diversos productos. Los mensajeros del organizado correo estatal, los ejércitos, todo el mundo tenía en aquellas increíbles carreteras un óptimo medio para desplazarse por un país tan montañoso con relativa rapidez y comodidad. También había fábricas estatales de armas, de uniformes, de calzado... En varios lugares estratégicos había almacenes o "tambos" donde se acumulaban todoslos artículos necesarios para el ejército y se depositaban los productos de las cosechas. Los incas también construyeron gigantescas fortalezas amuralladas con grandes piedras, como la de Sacsahuaman, en las cercanías de Cuzco, donde acuartelaban sus tropas.
Aquel sistema, que ha sido definido como un socialismo estatal, no desarraigó sin embargo las peculiaridades locales. A pesar de ser el quechua la lengua oficial, se mantuvieron vivos otros muchos idiomas en las distintas regiones del Imperio. Tampoco trataron de imponer a los pueblos sometidos sus mismas creencias religiosas, que se centraban en la adoracion del Sol (Viracocha). Con el mismo espíritu sincretista de otros pueblos conquistadores, los incas mantuvieron el esplendor del antiguo santuario preincaico de Pachacámac, especie de Meca de los peruanos; ellos mismos erigieron en aquel lugar un gran santuario al Sol y un convento donde debían residir las jóvenes consagradas a la divinidad. Estas muchachas, reclutadas entre las hijas de los incas propiamente dichos y de los caciques de los pueblos dominados, vivían desde niñas en monasterios similares al indicado, donde eran severamente educadas y obligadas a guardar su virginidad. Pasado un cierto tiempo contraían matrimonio con otros caciques. Con tal sistema, los incas obtenían rehenes que asegurasen la fidelidad de los caciques sometidos y educaban en sus ideas a quienes posteriormente habían de ser las esposas y madres de otros caciques. Los "Sapa-Incas", por su parte, practicaban la adelfogamia, es decir, la costumbre de casarse con sus propias hermanas, con lo que creían asegurar la pureza de la raza divina a la que pertenecían.
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