21 abr 2015

LA CUESTIÓN JUDÍA (I)

El 31 de marzo de 1492 partieron por todos los caminos que salían de Granada multitud de correos, con destino a todos los pueblos, ciudades, lugares y villas de Castilla y Aragón, publicando por todas partes un decreto que hizo temblar de terror a no menos de 40.000 hogares en los reinos peninsulares de la Corona. Una de las víctimas del decreto que los Reyes Católicos acababan de firmar nos cuenta con palabra arrebatada el contenido del mismo:

"Salió un edicto real con fuerza de ley, como una ley de Media y Persia, y el pregonero gritó con fuerza: "Se os ordena a vosotros, familias todas del reino de Israel, que si os dejáis bautizar y os postráis y adoráis al Dios de los cristianos, comeréis lo mejor de la tierra, como yo; habitaréis en el país y ejerceréis comercio en el. Y si os negáis, desobedecéis, y el nombre de Dios no reconocéis y a mi señor no servís, ea, salid de mi pueblo, de las tierras de España y de Sicilia y Mallorca y Cerdeña, que están bajo mi Imperio, y no quede dentro de tres meses en todas las provincias de mi reino uno de cuantos llevan el nombre de Israel"." (Salomón ben Verga, Chébet Jehuda)

Efectivamente, cuando todavía se celebraban en los reinos de España festejos y regocijos por la reciente reconquista de Granada, los reyes expulsaban de sus reinos peninsulares y de todos sus dominios a todos los judíos no bautizados, naturales o advenedizos, sin distinción de sexo, edad, ni estado, prohibiéndoles volver en el futuro, castigando con la pena de muerte y confiscación de sus bienes a los que no lo hicieren en el plazo de tres meses y nueve días:

"Nos, en consejo e parecer de algunos prelados e grandes e caballeros de nuestros reinos e de otras personas de ciencia e conciencia de nuestro Consejo, aviendo avido sobre ello mucha deliberación, acordamos de mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás tornen, ni vuelvan a ellos ni a alguno dellos"
Sobre el pueblo judío se abatía una desgracia más, que ni era la primera ni sería la última. Estamos ante un hecho que nublaría a perpetuidad la memoria de una época tan luminosa en otros aspectos...


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