31 mar 2015

CRISTÓBAL COLÓN

Unos meses después del atentado de Barcelona, los Reyes Católicos recibían esplendorosamente a un almirante, al que hicieron levantar cuando, arrodilldo, pretendía besarles las manos. Era Cristóbal Colón, que regresaba de América trayendo consigo las pruebas de su éxito.
A pesar de que la conquista de la mayor parte del cuenca del Mediterráneo por los musulmanes no había conseguido yugular totalmente el comercio marítimo mediterráneo, es cierto, sin embargo, que puso serios obstáculos al mantenimiento y desarrollo del intenso tráfico que desde tiempos remotos circulaba entre Oriente y Occidente. Las Cruadas, al par que fruto del impulso religioso medieval, habían incluído entre sus objetivos el restablecimiento de las relaciones económicaasentre ambos mundos. Pero el desastroso balance de las mismas obligó a reconsiderar el planteamiento del problema y la bísqueda de nuevas soluciones. La caída de SAn Juan de Acre, en el año 1291, determinó los primeros intentos de buscar un camino que condujese al extremo oriente , navegando hcia occidente por las rutas del Atlántico.
Así, el mismo año de 1291 zarparon de Génova dos galeras, la Allegranza y la Sant' Antonio, con el propósito de "llegar a laIndia porle mar Océano". La empresa Doria financiaba una expedición a la que se concedía un plazo de ejecució de hasta diez años . Pasado el estrecho de Gibraltar, costearon el litoral africano . Una de las galeras naufragó a la altura de Senegal. Otra llegó hasta Somalia y de allí no pasó. Pero el comienzo no habí sido del todo desalentador. Nuevas expediciones partieron desde Génova , entre ellas la de Lamzarotto Marocello, que entre 1325 y 1339 trató de conquistar en el archipiélago canario algunas bases en que pudieran hacer escala las futuras expediciones. Todavía hoy lleva su nombre una de las islas Canarias, la de Lanzarote.
¿Qué poderoso incentivo impelía a movilizzar sus recursos en tan arriesgadas aventuras no sólo a los armadores genoveses, sino también a los príncipes y hombres de negocios de Castilla, Portugal, Aragón y tantos otros que se interesaron por el camino de Occdente?
Sin duda alguna, la aparición del capitalismo inicial había desarrollado poderosamente el espíritu del lucro y el deseo de monopolizar el comercio de los productos de Oriente, cuya amplia demanda y escasa oferta permitía elevar us precios de forma susceptible de producir fabulosas ganancias. Ahora bien, como la ruta de estos productos pasaba por tierras sometidas al poderío musulmán, los mágenes de especulación que quedaban a disposición de los comerciantes occidentales, en su opinión, insuficientes. Por ello no quedaba otra alternativa que la de ponerse en contacto directo con los países productores de las codiciadas materias primas.
Dos eran las únicas posibilidades de hacerlo: una, dominar las rutas terrestres, pero esta parecía una solución llamada al fracaso desde la época de las Cruadas. Sin embargo, una variante de la misma no estaba totalmente descartada desde el momento en que empezaron a tomarse en serio las fabulosas leyendas relativas al Imperio del Preste Juan, que unos localizaban en Asia y otros en África, y que, dondequiera que estuviese en realidad, siempre se imaginaba como un potencial amigo con el que aliarse para subyugar a los intermediarios musulmanes. No carecían de cierta base estas leyendas. En el fondo, bien podían referirse al Imperio cristiano de Abisinia (Etiopía), donde reinaban unos príncipes que al mismo tiempo eran sacerdotes (prestes) a quienes atribuían fabulosas riquezas.
La segunda solución consistía en buscar nuevos caminos que pusieran en contacto directo a los países productores con los mercados de la cristiandad. Las ventajosas perspectivas económicas de semejte operación eran más que suficientes para mover a príncipes y mercaderes a prescindir de los intermedirios árabes, antes incluso de que sus exigencias se hiciesen inaceptables, antes incluso del bloqueo delos turcos de los puertos de Siria y Egipto, entre 1515 y 1517.

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