17 oct 2014

LOS ALMOHADES

En el norte de África, el movimiento almohade se perfilaba como sucesor de los almorávides. El soberano almorávide Alí ben Yusuf había muerto en 1143, siendo sucedido por Tashufín ben Alí en una época en que su Imperio estaba ya en franca descomposición y por la zona del Atlas, en el norte de África, corrían nuevos vientos con dimensión religiosa y política, como tantas veces en la historia del Islam. Era el momento en que el movimiento almohade comenzaba a presionar a los almorávides en sus dominios de Marruecos.
Existen varias similitudes entre los Imperios almorávide y almohade. Ambos procedían de tribus beréberes del Atlas, lo que implicaba una mortal oposición, si bien aquéllos eran nómadas del conjunto tribal Shanâya y éstos montañeses de la tribu Masmûda. Por otra parte, ambos moviminetos fueron en principio religiosos y más tarde tomaron una gran proyección política.
El fundador del movimiento fue Ibn Tûmart, miembro de una familia de la tribu Masmûda y nacido en 1082. Visitó Córdoba, donde comenzó sus estudios de teología, y posteriormente marchó a Oriente, acabando su formación teologal en Bagdad. No es seguro que asistiera a las lecciones del gran maestro intelectual de la época, Ab-Gazali, pero sí qeu aprendiera algo de teología filosófica en el colegio Nizamya de Bagdad y Alejandría. En el curso de sus viajes se imbuyó de las rígidas doctrinas de un monoteísmo de tipo Mu'Tazil, enemigo feroz de todo antropomorfismo.
Inflamado de un enorme celo reformista, pronto se puso a proclamar una nueva reelaboración del dogma islámico. No admitía más que el Corán y la Sunna, rechazando la aplicación de métodos basados en el discurso racional de la teología y el derecho. Tal era su entusiasmo que comenzó a predicar sus ideas a la tripulación y pasajeros del barco que le llevaba a Alejandría, y después a los habitantes de las ciudades por las cuales pasaba, provocando con cierta frecuencia una violenta oposición. Por fin, expulsado de casi todos los lugares por los que había pasado, se retiró a su patria, donde reclutó un grupo de discípulos a los que dio el nombre de Al-Muwahhidun -"los que profesan la unicidad de Alá"-, cuya misión era la lucha contra los no creyentes, antropomorfistas y, sobre todo, almorávides.
Mano diestra de Ibn Tûmart fue su discípulo Abd Al-Mu'min, también estudiante y beréber, que en un primer momento había pensado trasladarse a Oriente, pero que al final se había unido al reformista, después que éste había sido expulsado de Bujía en 1118. Los dos hombres, tras residir cierto tiempo en Marrakech, capital de los almorávides, se retiraron a Tinmal, ciudad donde se situó el primer centro propagandístico y se comenzaron a unir en gran cantidad los primeros discípulos. Pronto tuvo bajo su mando un número suficiente de adeptos como para desafiar al poder almorávide local, apoderándose de Tinmal, a la que hizo primera capital almohade.
Allí, en 1121, se declaró madhi, uniendo en la propagación de su doctrina a sus argumentos verbales la persuasión por la fuerza. Creó un consejo privado con sus diez primeros discípulos, y después de recibir la adhesión de varios jeques, organizó con cincuenta de ellos un consejo de representantes de tribus. Una derrota en 1123 no detuvo su avance, que continuó hasta 1130, fecha en que murió en el curso de un choque armado, después de designar sucesor a Abd Al-Mu'min, que no sería proclamado califa hasta 1133.
El nuevo emir de los creyentes tuvo que contentarse en un principio con mantener una guerra de guerrillas sin más pretensiones, hasta que por fin, una vez apoyado firmemente en la región montañesa, pudo aventurarse a bajar a las llanuras donde habría de encontrarse con el grueso del ejercito almorávide.
Un inicial encuentro cerca deTlemcen, en 1145, le fue favorable, uniéndose a este éxito inicial la muerte accidental del último gobernante almorávide, Tashufín, que trataba de ponerse a salvo después de la batalla. Como consecuencia, el empuje almohade se hizo irresistible, y mucho más para un Imperio como el almorávide, con una administración debilitada y en franco desprestigio moral, incapaz de enfrentarse a sus nuevos y fanáticos oponentes.
La ofensiva comenzada en 1146 acabó con la toma de Tánger, Agmat y Marrakech (junio de 1146 a marzo de 1147), lo que dio el golpe de gracia al ya desmoronado Imperio almorávide.
En dos expediciones posteriores sometió Abd Al-Mu'min al poder almohade toda Ifriqiya hasta las fronteras de Egipto. En la primera de ellas (1151), acabó con el poder de los hammadíes -dinastía beréber establecida en la costa septentrional de África con capital en Bujía-, conquistando la mitad aproximadamente de lo que hoy es Argelia. En la segunda (1159-60), se apoderó del territorio de Túnez y de la costa norteafricana hasta el este, hasta Trípoli, destruyendo a su paso los puestos avanzados que los normandos de Roger II de Sicilia tenían a lo largo de ésta.


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