EL REINO CASTELLANO-LEONÉS. FERNANDO III (II).

Entretanto, un hecho inesperado vino a cambiar el panorama completo. En 1217, Enrique I, que contaba catorce años, se hallaba en Palencia jugando en el patio del palacio episcopal con otros muchachos de su edad, cuando fue herido y muerto por una piedra, o por una teja desprendida por una piedra lanzada intencionadamente por uno de ellos. Fernando, que se hallaba con Alfonso IX, fue avisado por su madre Berenguela, y, a pesar de los esfuerzos del conde de Lara, logró reunirse con ella. Ambos marcharon juntos a Valladolid. Allí, Berenguela recibió el reino que en derecho le pertenecía y, acto seguido, renunció en favor de su hijo. En la plaza del mercado, rodeado por el pueblo, Fernando, que contaba dieciocho años, fue proclamado rey de Castilla el 1 de julio de 1217. Mas no por ello cesó la oposición de los Lara, a quienes no fue difícil esta vez conseguir la Tierra de Campos. Padre e hijo se encontraron así en guerra, aunque por poco tiempo, ya que Fernando obtuvo una tregua en el mes de noviembre, tras hacer algunas concesiones al monarca leonés. En cambio, Alcar Núñez de Lara empeño su propia vida en la lucha contra la familia real castellana y sus partidarios. Negándose a aceptar la paz, desafió a los Girón, a los Haro y a los Téllez de Meneses, a los que fue derrotando uno tras otro. Éstos se refugiaron en un castillo próximo a Alaejos. Allí los fue a buscar el fiero conde de Lara. Pero mientras sitiaba el castillo fue alcanzado por los de dentro, muriendo a consecuencia de las heridas.
Fernando III quedaba de este modo afianzado en el trono, pues su padre firmaba con én un pacto nuevo que rtificaba la tregua anterior en la ciudad de Toro, el 26 de agosto de 1218. Berenguela podía descansar tranquila y dedicarse a la piadosa tarea de dar sepultura a su hermano Enrique en el monasterio de las Huelgas, junto a Burgos, y al conde de Lara, en Uclés, como él había dispuesto, ordenando Fernando III que se le rindiesen todos los honores.