
Pero el brillante desfile de comitivas y legaciones que acudían a rendir pleitesía al califa se vio enturbiado de vez en cuando por incidentes que igual podían surgir durante los parlamentos de las embajadas como en los puntos alejados de Córdoba, a causa del choque entre fuerzas fronterizas o de ataques a algún lugar o fortaleza cercanos al territorio enemigo.
Durante la visita de la legación que en el 973 envió doña Elvira para concertar una prórroga a la tregua, una mala traducción del intérprete a las palabras de los leoneses motivó que éstas fuesen consideradas como una ofensa por parte del califa, quien ordenó expulsar a los embajadores de su presencia. Y aunque al día siguiente les presentó toda clase de excusas, éstos cortaron as ngociaciones y regresaron a León, donde una Curia Regia o asamblea de los magnates y altos dignatarios del reino, convocada por Elvira al año siguiente, decidió romper la paz mantenida hasta entonces con Al-Hakam. García Fernández, por su parte, mantenía ne Castilla una conducta equívoca, pues mientras una embajada suya negociaba en Córdoba, atacó la plaza de Deza, a unos 50 km al nordeste de Medinaceli, aprovechando la larga ausencia del general que defendía la plaza.
Al Hakam acabó dictando órdenes de persecución y captura de los embajadores castellanos, condujo a éstos a Córdoba y los encerró en prisión. El conde de Castilla consiguió entonces formar una coalición de castellanos, leoneses y navarros, a la que se unieron los condes de Monzón y Saldaña, formando un potente ejército de más de 60.000 hombres que cercaron la fortaleza de Gormaz sin poder tomarla. Tras varias derrotas ante los musulmanes, los reinos del norte se vieron obligados a aceptar la supremacía cordobesa que supervisaría en adelante el mantenimiento del satatu quo en todo el territorio. Así consiguieron los musulmanes mantener una hegemonía pacífica durante un largo período hasta que el 1 de octubre del 976 moría Al-Hakam, siendo sucedido por su hijo Hisham, quien nada pudo hacer por impedir que emergiera muy pronto como dueño de la situación política de Al-Ándalus la gran figura de Almanzor para mayor gloria, y también ruina, del califato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario