
Aquello era el principio del fin. En los años que siguieron, la comunidad mozárabe se debilitó rápidamente. Complicada a vces en las rebeliones de los muladíes que siguieron al movimiento de exaltación cordobés, su suerte quedó, en esos casos, unida a la de éstos. Y veremos que, a pesar de cubrir casi todo el territorio musulmán, los muladíes fueron vencidos unos tras otros por el primer califa de Córdoba. La situación de los mozárabes entre los musulmanes empeoraba. Los más tibios dejaron su fe para abrazar el islamismo. Poco a poco fueron perdiendo su lengua hasta el punto de que los cánones de los concilios han de traducirse al árabe, aunque en elló influyera más que nada la curiosidad de los musulmane, quienes en el siglo XI llegan a escribir una especie de historia comparada de ambas religiones. Los nombres propios de los cristianos comenzaron por esta época a adoptar las formas árabes. Se iniciaba, por tanto, para éstos, una etapa de postración, después de que el período anterior, un período de exaltación, acabara en el fracaso. En consecuencia, muchos mozárabes, que habían perdidosu cohesión y la confianza en sí mismos como comunidad, comenzaron a abandonar en masa la España musulmana y a emigrar hacia el norte cristiano. Alfonso III, al igual que su hijo Ordoño I, prolongan por aquellos días la repoblación de sus reinos por el sur de la cordillera cantábrica. Los fugitivos mozárabes hicieron un servicio de primer orden a los monarcas astur-leoneses. No sólo dotaron de hombres a las nuevas tierras, sino que enviaron sus monjes, quienes llevaban, junto con sus preocupaciones monásticas y colonizadoras, sus libros, su cultura y sus influencias artísticas. La presencia de un abad de nombre Abd Al-Malik en estos monasterios leoneses no deja de ser una nota curiosa de esta nueva España que crece entre las laderas cántbras y el cauce del Duero.
Es difícil juzgar la actitud de los mozárabes durante el movimiento de exaltación que hemos descrito. No cabe duda de que sus objetivos directos eran religiosos, esto es, oponerse a la ola de conversiones hacia el islamismo desencadenada entre ellos. Pero no seríamos justos si no consignáramos otra finalidad inseparablemente unida a la anterior: la necesidad de afirmarse a sí mismos como comunidad para mantener su propia personalidad y no dejarse absorber por la comunidad musulmana. En una y otra, el rasgo diferencial por excelencia que aglutinaba a sus miembros oponiéndolos a los contrarios era la religión. Defender a ésta y a sus creyentes era defender la vida de la comunidad misma. Los mozárabes defendían, además, su propia cultura, frente a los que se dejaban arrastrar por la de los musulmanes. Cultura, religión y comunidad política propias eran, en definitiva, los ideales por los que un grupo de mozárabes perdieron su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario