18 jun 2014

LA POSESIÓN DEL TERRITORIO PENINSULAR. LA LUCHA CON LOS BIZANTINOS

Decir que el reino visigodo, tras los últimos acontecimientos, se correspondía geográficamente con la Península Ibérica, no supone que aquél se hubiera enseñoreado de todo el territorio peninsular. Muchas zonas, efectivamente, habían sido ya sometidas; mas quedaban otras que, hasta el momento, habían escapado a su dominación. En el norte, tierras montañosas habitadas por los vascos, seguían resistiéndose a los visigodos como antes ya lo habían hecho a la civilización romana. En el extremo noroccidental, el reino suevo se mantendrá en pie aún medio siglo, hasta que Leovigildo lo destruya. En el sur, una extensa zona equivalente a la Bética, no obedecía a ningún poder superior. La población hispanorromana que la habitaba se hallaba en una peculiarísima situación. ¿Cómo se gobernaban? Sin duda mediante cuadros administrativos romanos, que surgían y funcionaban de manera autónoma. Las ciudades serían presididas por la Curia o por algún conde u obispo que hubieran tomado la dirección de la misma.
El primer trabajo de los visigodos, por tanto, era hacer que su autoridad llegara a todos esos lugares; pero al mismo tiempo hubieron de ocuparse de la defensa del territorio nacional frente a las apetencias de otros poderes extranjeros. En función de estos dos problemas hay que ver casi todas las actividades bélicas de este período, que comprende desde Teudis a Leovigildo.
Teudis tuvo que enfrentarse, en el año 451, a una expedición de los francos, conducidos por sus reyes Clotario y Childeberto, que, tras saquear la comarca de Pamplona, sitiaron Zaragoza atacando asimismo los lugares próximos. Al cabo de cuarenta y nueve días de sitio, cuenta Gregorio de Tours que los francos se retiraron al saber que los caesaragustinos poseían la túnica de San Vicente Mártir y que era paseada procesionalmente alrededor de la muralla; mas el verdadero motivo pudo haber sido otro bien distinto. Teudis envió a combatirlos al conde Teudiselo, quien ocupó los pasos pirenaicos por donde habían de pasar, cortándoles la retirada. Al saberlo, los francos intentaron regresar a su país, pero fueron derrotados por el general visigodo, que los exterminó excepto a unos pocos que fueron perdonados, previo pago de un gran rescate... Fue este el primer "Roncesvalles" que padecieron los francos.
Menos afortunado fue Teudis en su intento de apoderarse de Ceuta. Si antes acudió a expulsar a los francos en su propio territorio, ahora había de salir de él en busca de una cabeza de puente al otro lado del Estrecho para hacer frente a un peligro cada vez más acuciante: el de los bizantinos. Hacia el 533, cuando Belisario estaba a punto de liquidar el reino africano de los vándalos, una guarnición visigoda se instaló en Ceuta, pero fue inmediatamente desalojada por los bizantinos, que rehicieron las murallas y dejaron en ellas tropas y naves, con el inequívoco fin de vigilar a los visigodos y controlar el paso del Mediterráneo al Atlántico. En estas condiciones, Teudis no podía sentrse cómodo ni seguro, sonbre todo al ver cómo los bizantinos, tras haber destruido el reino vándalo, amenazaban con hacer lo mismo con el ostrogodo de Italia. Como ostrogodo que era, Teudis debió presentir el peligro que él mismo corría. De ahí que por el año 542, tras un segundo intento, les arrebatara la plaza de Ceuta. Mas al volver el rey a la Península, éstos la recuperaron. Y de nuevo los godos la sitiaron; pero un domingo, mientras se dedicaban confiadamente a sus prácticas religiosas, fueron víctimas de un ataque combinado de los bizantinos por tierra y por mar y fueron exterminados. Teudis murió asesinado en su palacio en el 548 por un hombre que se fingió loco. Tras el breve reinado de Teudiselo (548-549), al que también asesinaron en Sevilla mientras celebraba un alegre banquete, fue elegido Agila (549-554), bajo cuyo reinado tuvo lugar el desembarco de los bizantinos en Hispania.

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