8 jun 2014

LA ENTRONIZACIÓN DE AMALARICO

Cuando Teodorico murió en el 526, comenzó a reinar de manera efectiva su nieto Amalarico. Éste hubo de negociar con los ostrogodos una serie de problemas mutuos que habían quedado latentes mientras ambos reinos estuvieron prácticamente unidos. El más importante era el reparto de las posesiones en las Galias. Amalarico renunció a la Provenza, y el Ródano fue reconocido como frontera de cambio; libero al territorio hispano de pagar el tributo a Italia y regresó con el tesoro real que Teodorico había retenido en Rávena.
Amalarico, que reinó hasta el 531, apenas hizo cosas importantes. Un síntoma de que los visigodos se contentaban con controlar Hispania pudiera ser su matrimonio con Clotilde, princesa franca, hija de Clodoveo. La reina era católica, y pronto iba a chocar con Amalarico, que se empeñó en convertirla al arrianismo, sin conseguirlo. El rey ordenó que fuera maltratada y que arrojasen estiércol sobre ella cuando iba a la iglesia. clorilde hizo saber el trato que recibía a su hermano Childerico, rey de los francos, quien organizó una expedición, bien fuera para castigar los ultrajes de su hermana, bien para expulsar de paso a los visigodos de la Septimania. Amalrico fue derrotado en Narbona, donde había establecido su capital. Pudo, no obstante, huir hasta Barcelona (mala idea), donde fue asesinado por un franco llamado Besson cuando intentaba acogerse al drecho de asilo en una iglesia... ¡católica!
Con esto se cierra el período intermedio, caracterizado por la tutela de los ostrogodos, presentes de un modo u otro hasta el 531. Pero otros sucesos importantes contribuyeron a hacer de este año un hito decisivo para nuestra historia...
Con el nuevo rey, Teudis, la capital del reino fue trasladada a Barcelona, con lo que la Septimania dejaba de ser la zona base, pasando a ser tan sólo área de influencia. El romano Esteban, que estaba al frente de la administración hispana, fue destituído en Girona, y sus atribuciones transferidas a duques y nobles visigodos. La monarquía visigoda se convierte en una superestructura política aislada con base territorial clara, equivalente a la Península, y con una conciencia nacional que no hará sino acentuarse a través de las diferencias culturales, religiosas y de participación en el poder, hasta conseguir una unidad nacional similar a la que obtuvieron los francos, con los cuales mantenían un indiscutible paralelismo en orden a la formación de las respectivas nacionalidades, sólo truncado en parte (por lo que a la Península se refiere) por la invasión y dominación árabe.

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