El 2 de mayo de 1808 se producía en España el alzamiento nacional contra los franceses invasores. Ocupada la Penínsulapor ejércitos de Francia y prisioneros en Bayona Carlos IV y Fernando VII, dispuso Napoleón que saliera de España toda la familia real.
Dicha orden fue el detonante de los acontecimientos del Dos de Mayo, una tremenda colisión entre las gentes de Madrid y la guarnición francesa, que les costó la vida a cientos de personas, entre ellas a Daoíz y Velarde, oficiales de Artillería, junto a Ruiz Mendoza, teniente del regimiento de Voluntarios, y a tantos heroicos madrileños que fueron muertos en combate o fusilados después del triunfo del general Murat, cuñado a la sazón de Bonaparte.
Luis Daoíz nació en Sevilla el 10 de febrero de 1767, y Pedro Velarde en Muriedas (Cantabria), el 25 de octubre de 1779. Por decreto de las Cortes de Cádiz gozaron ambos héroes, desde 1812, de los honores de capitán general con mando, figurando a la cabeza de los capitanes en escalafón del cuerpo, donde todos los meses pasaban revista como si estuvieran presentes, a modo honorífico.
Jacinto Ruiz de Mendoza, natural de Ceuta y consagrado a la carrera militar, era teniente de infantería. Gravemente herido en el Parque, pudo refugiarse en Extremadura, donde murió. Las tropas españolas, obedeciendo a las autoridades francesas, cuyo jefe supremo era Murat, permanecieron encerradas en sus cuarteles. Tampoco las autoridades civiles prestaron la ayuda al pueblo; lejos de eso, la Junta de Gobierno calificó el alzamiento de "incidente provocado por un corto número de personas desobedientes a las leyes".
Por su parte, el Consejo de la Inquisición le llamó "sublevación escandalosa" y Fernando VII nombró a Murat lugarteniente general del reino y presidente de la Junta de Gobierno. En cambio, José I hacía justicia en Madrid, escribiendo más tarde a su hermano Napoleón:
"Todo lo que se ha hecho aquí el dos de mayo es odioso. No se ha guardado ninguna de las consideraciones que debieron haberse tenido a este pueblo."
Otro de los héroes de la lucha fue el "chispero" Pedro Malasaña, genuino representante del pueblo madrileño. Él fue quien, arengando a la muchedumbre congregada ante el alcázar regio para impedir la salida del infante don Francisco hacia Francia, provocó el rompimiento con los franceses,y luego, al frente de un pelotón de paisanos, se dirigió al Parque. Allí se batió denodadamente hasta que lo recuperaron los franceses. Finalmente se hizo fuerte en su casa, sita en la calle de San Andrés, sucumbiendo en ella con su mujer y su hija.
La sangrienta jornada, en la cual el pueblo de Madrid rasgó a navajazos las banderas en que aún se olía la pólvora de Austerlitz, fue el principio de la Guerra de la Independencia.
Los "manolos" y los "chisperos" como se apodaba entonces a los madrileños de las clases bajas, fueron los héroes. Tirando de navajas, por falta de otras armas, acometían fieramente a las tropas francesas. Con razón pues, indicaba el 11 de abril de 1811 en las Cortes de Cádiz el ilustre conde Toreno:
"Desaparezcan de una vez esas odiosas expresiones de "pueblo bajo", "plebe" y "canalla", porque este pueblo bajo, esta plebe y esta canalla es la que libertará a España del invasor".
Al iniciarse la guerra, el alcalde de Móstoles dio parte de aquel suceso a las provincias y lanzó el guante de desafío a Napoleón Bonaparte en los siguientes términos:
-¡La patria está en peligro! ¡Madrid perece víctima de la perfidia francesa! ¡Españoles, acudid a salvarle!
Se alzaron las provincias, Asturias la primera, constituyéndose en todas ellas Juntas de Salvación.
El marqués de Santa Cruz, el canónigo don Ramón de Llano y el estudiante Remigio Correa fueron el alma del alzamiento nacional iniciado en Oviedo contra los franceses.
También Cádiz secundó el movimiento, atacando y rindiendo a la escuadra francesa que e hallaba en sus aguas bajo el mando del almirante Rosilly, correspondiendo la gloria de este suceso al ilustre marino don Juan Ruiz de apodaca, conde de Venadito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario