Podríamos decir que todos los españoles sin distinción de clases empuñaron las armas contra los franceses. Una décima que circuló entonces por España, aun sin saberse quién fue su autor, pintaba en los siguientes términos la actitud del pueblo:
La castellana arrogancia
siempre ha tenido por punto
no olvidar lo de Sagunto
y acordarse de Numancia.
Franceses, idos a Francia:
dejadnos en nuestra ley;
que en tocando a Dios, al rey,
a nuestra Patria y hogares,
todos somos militares
y formamos una grey.
En Cataluña renacieron los somatenes, suprimidos por Felipe V, y batieron a los galos en el desfiladero del Bruch. El héroe de esta batalla, la primera que se libró contra los invasores, fue Antonio Franch, primer caudillo catalán en la guerra de la Independencia. La bandera de los somatenes en esta acción se conserva en el monasterio de Montserrat.
Los estudiantes de Galicia formaron Batallones Literarios. El marqués de la Romana, que mandaba un ejército auxiliar del francés en las campañas del Norte, acudió presuroso a unirse a los alzados. Al mismo tiempo se unían España, Inglaterra y Portugal, viniendo a mandar las fuerzas de esta triple alianza el duque de Wellington.
Esta es la primera vez en la historia que España, rectificando la secular política beligerante con Inglaterra, apareció aliada de los sajones, obteniendo merced a esta alianza notables éxitos militares. Sin embargo, si Inglaterra ayudaba a España a rechazar la invasión francesa por una parte, por otra iba destruyendo las fortificaciones españolas existentes frente a Gibraltar.
Sir Arthur Wellesley, duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo, nació en Dungan-Castle (Irlanda) el 1 de mayo de 1769. Su gran competencia militar la mostró en la guerra de la Independencia al mando de las fuerzas de la triple alianza y terminó su brillante carrera con el triunfo sobre Napoleón en Waterloo, muriendo el 14 de septiembre de 1852.
Mientras tanto, las tropas francesas pusieron sitio a la ciudad de Zaragoza, defendida por Palafox. José Palafox y Melzí había nacido en la capital aragonesa en 1780. Siguió la carrera militar, entrando a servir en la casa militar del rey, a quien siguió a Bayona. Habiéndose podido fugar de allí, vino a España y organizó en Zaragoza la más obstinada resistencia. Tomada esta ciudad tras el segundo asedio, Palafox fue hecho prisionero y llevado a Francia. Al regreso de Fernando VII desempeñó la capitanía general de Aragón, donde murió en 1847.
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