En la época de Carlos III nacían los Estados Unidos de Norteamérica. Los historiadores recogen una información que el embajador conde de la Avenida envió al rey. Veamos un profético extracto:
"Esta república federal que nace no es más que un pigmeo. Pero día vendrá en que será un coloso formidable para el Continente. La libertad de conciencias, las facilidades que se dan para adquirir tierras, las ventajas del nuevo Gobierno, atraerán aquí a los artesanos y granjeros de todo el mundo. Dentro de algunos años podremos comprobar, a pesar nuestro, la existencia del coloso norteamericano..."
El rey Carlos III se valió de grandes hombres para llevar a España a la prosperidad en los veintinueve años que ciñó su corona. La divisa de este monarca era servir al pueblo, pero sin consultarle.
El rey no se casó más que con María Amalia, permaneciendo viudo durante veintiocho años. En su último período la salud le pasó factura y sufrió con frecuencia crisis de abatimiento, como Felipe V, si bien vivió un decenio más que el primer Borbón, falleciendo en diciembre de 1788.
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