No habiendo dejado sucesión Fernando VI, vino a ocupar el trono de España su hermano Carlos III (1759-1788), hijo de Isabel de Farnesio, que reinaba en las Dos Sicilias. El nuevo monarca conservó los ministros de su antecesor, y sus primeras disposiciones fueron: reunir, para su jura, las olvidadas Cortes del Reino, en las cuales fue proclamada Patrona de España la Inmaculada Concepción; y adoptar varias disposiciones encaminadas al fomento de la agricultura y del ornato público.
Así mismo firmó con Francia un Tratado, que recibió el nombre de "Pacto de Familia", por el cual se ligaba la suerte del pueblo español, tan necesitado de paz, a la del país vecino, que a la sazón estaba en guerra contra Inglaterra.
Las consecuencias del mencionado tratado no se hicieron esperar, pues las flotas inglesas, atacando las posiciones de ultramar, se apoderaron de La Habana y de Manila, distinguiéndose el marino don Luis de Velasco y el oidor don Simón de Anda, en la respectiva defensa de dichas capitales.
Más tarde fueron recuperadas a cambio de La Florida, cuya pérdida compensó Francia a los españoles cediéndoles la Luisiana. También se hicieron dueños los ingleses de las islas Malvinas, que España consideraba como suyas, sin que Francia prestara el menor auxilio, a pesar de que estaba obligada por el pacto.
Bien es verdad que los españoles conquistaron en América la colonia de Sacramento, situada en la desembocadura del Plata, frente a Buenos Aires, propiedad de los portugueses, que eran aliados de los ingleses. Estos fueron rechazados briosamente en Buenos Aires, pero la lucha era funesta para España y finalmente tuvo que pedir la paz.
No por ello escarmentó el rey de España, ya que algún tiempo después tomó parte, por instancias de Francia, en la lucha que sostenían las colonias inglesas en América para emanciparse de la metrópoli. Poseyendo España en el Nuevo Continente grandes territorios, era arriesgado favorecer o alentar la independencia de otros países. Aunque tal vez en ella por ver si se podía recuperar Gibraltar, como así se intentó, pero sin resultado alguno.
Lo único que se pudo recobrar fue la Florida y la isla de Menorca. También se adquirió, a cambio de la colonia de Sacramento, la isla de Fernando Poo, Annobón, Corisco, Elobey, Cabo de San Juan y los territorios que hay entre cabo Formoso y cabo López, pertenecientes todos a Portugal.
La última página militar de este reinado, poco feliz en los avatares bélicos, fue una expedición contra el pirático reino de Argel. Formó parte de ella el célebre marino mallorquín don Antonio Barceló, que ya se había distinguido antes en la persecución de dichos piratas, contra los cuales había enviado Carlos III otras dos expediciones, sin obtener buenos resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario