11 jun 2013

DEL ROMÁNICO AL GÓTICO

El estilo románico duró hasta el advenimiento del ojival, impropiamente denominado "gótico", que desde el siglo XIII modeló las más grandes catedrales, en cuyo decorado se ejercitaron la escultura, la pintura y las artes mecánicas.
Y por su parte el estilo mudéjar, característico de España, alzó notables monumentos, cuyos más bellos ejemplares son el alcázar de Sevilla y las torres gemelas de San Martín y del Salvador, en Teruel.
El mudéjar, nacido de la larga convivencia de árabes y cristianos sobre el mismo suelo, está formado de la mezcla de los estilos de ambos pueblos. El estilo árabe, generalmente, afecta sólo a los motivos ornamentales, y el románico y el gótico a la estructura.
Sus construcciones se deben al trabajo de los alarifes o maestros de obras mudéjares.  Los materiales empleados son, generalmente, el ladrillo y el yeso; y en la decoración, los azulejos vidriados de colores blanco y verde.  Son característicos del arte mudéjar los artesonados, en sus techumbres, y el arco de herradura, en sus vanos.
El estilo gótico, introducido en España por la Orden del Císter, adquirió en Castilla un carácter propio, distinguiéndose del gótico español por la robustez de los apoyos.  Un ejemplo característico del gótico español es la catedral de Toledo, que como la de Burgos, mezcla el influjo francés y alemán, y la de León, de tipo francés. Todas ellas fueron mandadas construir en tiempos del rey Fernando el Santo (1217-1252).
La catedral de Sevilla, en Andalucía, es la muestra más sobresaliente de este estilo en el Sur de la Península. Muy numerosas son las catedrales e iglesias góticas en todo el reino de Aragón, pudiendo citarse como monumentos más representativos en Cataluña, la catedral de Barcelona, y en Baleares, la de Palma de Mallorca.
En las catedrales de León y Burgos, así como en las de la zona mediterránea, se labraron maravillosos relieves y estatuas, a imitación de las escuelas del Norte de Francia. La pintura cultivaba con preferencia la miniatura y los retablos. Los pintores castellanos más conocidos en esta época fueron Bartolomé Bermejo, cordobés de nacimiento y autor del cuadro "Santo Domingo de Silos", hoy en el Museo del Prado, y Fernando Gallegos, autor del retablo de "San Ildefonso", que se conserva en la catedral de Zamora.
De clara influencia italiana son las obras de los pintores catalanes de este período. Ferrer Bassá, autor de los murales del convento de Pedralbes y Luis Borrasá, que pintó el retablo de la iglesia de las Clarisas en Vich.
Son de influencia flamenca Jaime Baco, llamado Jacomart, pintor de cámara del rey Alfonso V de Aragón, autor, entre otras, de las pinturas del tríptico de la Colegiata de Játiva, y Luis Dalmau, pintor de la famosa "Virgen de los Consellers".
La arquitectura civil comenzó a ejercitarse en las Casas Consistoriales o de las villas, con grandes salones para los Cabildos, y atalayas o torres con campanas, a cuyo son se reunía el Consejo.  Las casas particulares, al principio de esta época, eran generalmente de madera, provistas de un hogar, aunque no siempre de chimenea, saliendo el humo por la puerta y por las ventanas, que aún no tenían cristales.  El mobiliario era muy pobre y tosco: sólo las gentes ricas usaban cama, pues las demás dormían sobre arcones o bancos en el suelo.
Para asiento se usaban taburetes o escabeles, sillas de tijera y sillones de baqueta con brazos y respaldar para el señor de la casa. Para guardar las ropas había arcones y cofres.
Los vestidos eran muy burdos, se llevaban siempre puestos, sin mudarlos ni lavarlos. Y no era más limpia la mesa, pues al principio no se conocía el tenedor, según ya dijimos, ni era frecuente el uso de los manteles ni el de los platos individuales.
Pero al compás de la Reconquista fueron aumentando las comodidades domésticas, habiéndose desarrollado últimamente un gran lujo en todas las necesidades de la vida.  He ahí la influencia árabe en nuestras costumbres.

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