Heredó luego la corona de Navarra García Sánchez II, "el Trémulo" (994-1000). Y tras éste recogió el cetro Sancho III el Mayor o el Grande (1000-1035), que tomó parte en las luchas contra Almanzor y ensanchó notablemente sus Estados, agregando a ellos el condado de Castilla por su matrimonio con doña Mayor, hija del conde Sancho García.
Sancho III el Mayor hizo así de Navarra el reino cristiano más importante de España. Pero al morir lo desmembró, por adjudicar territorios a todos sus hijos, dejando a su primogénito García, Navarra; a Fernando, Castilla; a Ramiro, Aragón, que ahora se erigió en reino independiente; y a Gonzalo, los condados de Sobrarbe y Ribagorza.
La muerte de Sancho III el Mayor ha sido muy discutida. Según unos, le acometió una dolencia mortal en las proximidades de Oviedo, cuando se dirigía como peregrino a visitar la Cámara Santa de dicha ciudad. Y, según otros, fue asesinado en Campomanes, al pie de las montañas de Pajares, por un padre o esposo ofendidos.
Como quiera que fuese, la fecha de su muerte es importantísima, pues a partir de ella (1035) comienzan a existir los dos reinos de Castilla y Aragón, que iban a servir de núcleo a la unidad nacional, y al mismo tiempo, se verificaba la desmembración del califato de Córdoba, que dividió la España árabe en pequeños reinos de taifas.
En el trono de Navarra quedó, pues, García IV (1035-1054), que deseando reconstituir la unidad del reino desmembrado por su padre, invadió las tierras de Castilla para destronar a su hermano Fernando; pero sucumbió en la batalla de Atapuerca, en 1054.
García IV fue enterrado en el monasterio de Santa María la Real de Nájera, fundado por este príncipe para servir de panteón a los reyes de Navarra. Dicha fundación se relaciona con la poética leyenda de la "Virgen y la Lámpara" halladas por don García en una gruta, donde se había refugiado una perdiz acosada por el halcón del rey, que andaba cazando por aquellos contornos.
Su hijo Sancho IV (1054-1076) fue muerto por un hermanastro bastardo, que le precipitó por el derrumbadero de Peñalén, por el cual se le denomina Sancho el Despeñado.
El hermanastro asesino se llamaba Ramón, y le ayudó a cometer su crimen otra hermana natural, llamada Ermisinda. El derrumbadero de Peñalén está entre los ríos Arga y Aragón; pero el pueblo de aquel nombre, que se hallaba situado entre los de Funes, Marcilla y Villafranca, ya no existe.
Resulta curioso observar que no ciñó la corona el asesino y bastardo Ramón, ni tampoco dos hijos pequeños de la víctima. Y todo fue porque los navarros, no queriendo tener por rey a un fratricida ni correr los riesgos de una minoridad, ofrecieron el trono de Navarra al rey de Aragón, Sancho Ramírez.
De esta suerte, los reinos de Navarra y Aragón, que habían nacido en la misma cuna y se separaron a la muerte de Sancho III el Mayor, volvieron ahora a unirse y continuaron formando una sola monarquía por espacio de medio siglo.
Volvieron a separarse estos dos reinos cuando los aragoneses, negándose a cumplir el testamento de Alfonso I el Batallador, que entregaba el reino a los Templarios y Hospitalarios, nombraron rey a Ramiro II el Monje. Entonces los navarros no se conformaron con este acuerdo, y se declararon independientes de Aragón, eligiendo por monarca a García Ramírez IV (1134-1150), nieto de Sancho el Despeñado.
Semejante elección provocó amenazadoras protestas entre los aragoneses, al mismo tiempo que las armas de Castilla invadían la Rioja, dando origen a una guerra. Para tomar los navarros el acuerdo de elegir como rey a García Ramírez IV se reunieron en las Cortes de Pamplona, que fueron las primeras de existencia indudable, en sus primeros tiempos, que no volvieron a reunirse hasta después de sesenta años (1194), tardándose cuarenta en celebrar otras (en 1234).
Sólo desde mediados del siglo XIV se juntaron en las Cortes normalmente cada dos años.
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