30 may 2013

EL ORIGEN DEL PRINCIPADO DE CATALUÑA

Aunque los orígenes de Cataluña son relativamente oscuros, puede afirmarse que fue un condado dependiente de Francia, cuyo rey Carlomagno se la arrebató a los árabes, uniéndola a su imperio con el nombre de "Marca Hispánica".
En la lucha contra los sarracenos, tras vicisitudes varias, fue individualizándose Cataluña, desprendiéndose poco a poco de la soberanía delos reyes de Francia hasta hacerse por completo independiente en el tiempo de Wilfredo el Velloso (874-898). A estos condes habían precedido otros ocho dependientes de Francia y que fueron: Bera, Bernardo, que gobernó antes y después de otro llamado Berenguer, Seviofredo, Aledrán, Alarico, Wilfredo de Ria y Salomón, a quien dieron muerte los catalanes, proclamando en su lugar a Wilfredo el Velloso, con quien comienzan los Condes-reyes y la historia de Cataluña propiamente dicha.
El conde Wilfredo el Velloso tenía por escudo cuatro barras en campo de gules y las dio como armas nacionales a Cataluña. Referente al origen de tal signo heráldico se cuenta que, habiendo ido Wilfredo en auxilio del monarca francés, empeñado a la sazón en guerra contra los normandos, recibió profundas heridas por efecto de su temerario arrojo.  Al visitar a Wilfredo el rey Carlos el Calvo, mojó la mano en la sangre de las heridas y señaló sus cuatro dedos, formando barras, en el escudo del valeroso conde catalán.  
Otros creen, sin embargo, que las cuatro "barras", o, hablando con mayor propiedad heráldica, "palos", corresponden al antiguo blasón aragonés, y que el de Cataluña fue la Cruz de San Jorge.
Por eso dicen que, al verificarse la unión de Ramón Berenguer y doña Petronila, se fijó en el primero y cuarto cuartel de su escudo el blasón del marido, esto es, una cruz de gules, y en el segundo y tercero el de la mujer, esto es, cuatro palos gules.
A Wilfredo el Velloso se debe el grandioso monasterio de Ripoll, llamado "la Covadonga Catalana", que es una de las más bellas construcciones del arte románico en su postrer período, y entre cuyas ruinas reposan los restos de los primeros condes de Barcelona.
No menos célebres son los monasterios de San Juan de las Abadesas y de Montserrat, cuya erección en el año 896 se enlaza con una hermosa leyenda.
Se dice que la Virgen de Montserrat fue encontrada por unos pastores, a quienes se había extraviado su rebaño. Y, enterado del hallazgo Wilfredo el Velloso, se dirigió al monte y tras postrarse ante la imagen ordenó erigirle un santuario digno y hermoso.
También se supone que a esta fundación de Montserrat va unida la historia o leyenda de Garín, austero penitente que habitaba en una gruta en dicho monte, en el cual había deshonrado y dado muerte a la hija de Wilfredo, llamada Riquildis.
La invocación de la Virgen de Montserrat fue desde entonces el grito de guerra de los catalanes, y con él llevaron sus armas vencedoras por todo el Mediterráneo.

1 comentario:

Unknown dijo...

El complejo de superioridad que afecta a los catalanes les lleva a afirmar que los condes de Barcelona eran Condes-Reyes. La sandez es monumental, toda vez que jamás Cataluña o Barcelona fueron Reino de nada