26 may 2013

ALFONSO III EL LIBERAL Y JAIME II EL JUSTICIERO

El hijo de Pedro el Grande, don Alfonso III, fue llamado por sus cualidades morales "el Liberal" o "Franco" (1285-1291).
Trazada como estaba la diagonal insular y arraigado el ideario mediterráneo, el nuevo monarca aragonés se encontró metido de lleno en las cuestiones derivadas de la gesta siciliana de su padre.
Los sicilianos se apresuraron a considerar a Jaime, que ya estaba en la lista, como a su rey y como tal  lo coronaron. Como había sucedido en Mallorca al morir Jame I, en Sicilia tampoco sucedía al monarca difunto el primogénito, sino el hijo segundo lo cual representaba la inmediata o algo más lejana separación del reino isleño con respecto a la Corona de Aragón.
Por tanto, se iba a constituir en el mismo una segunda rama de la Casa de Barcelona: la primera había surgido con Jaime I (de la casa real de Mallorca) y la segunda se formaba ahora, de su hijo Pedro el Grande, la de Sicilia.
Mientras tanto, el rey Alfonso III, obligado por la actitud de los nobles, y temiendo las eventualidades de una guerra civil, otorgó el "Privilegio de la Unión", que daba a los magnates exorbitantes prerrogativas y convirtió la monarquía aragonesa en una verdadera república aristocrática.
Además, para que el Papa (por entonces Nicolás IV) levantara el entredicho que pesaba sobre el reino de Aragón, se comprometió por el Tratado de Tarascón, a devolver Sicilia, cumpliendo así la última voluntad de su padre y recabando para ello el consentimiento de su hermano Jaime.
Pero Alfonso el Liberal falleció en 1291 antes de que se llevara a efecto aquel pacto. Como el rey Alfonso III no dejaba hijos, le sucedió en el trono de Aragón su hermano Jaime II el Justiiciero (1291-1327), que ceñía la corona de Sicilia. este, para posesionarse de los Estados de la corona de Aragón, abandonó el reino insular en manos de su hermano Federico o Fadrique y se dirigió, para ser coronado, a los Estados peninsulares sobre los que reinó durante 36 años.  Mas al negarse en un principio a devolver Sicilia, encendió de nuevo la llama de la guerra con los anjevinos. Y para poner término a ella y evitar nuevas complicaciones y disgustos con la Santa Sede, aceptó la paz de Agnani, renunciando a la posesión de la isla y recibiendo en compensación las islas de Córcega y Cerdeña.
Ocurrió, sin embargo, que como los sicilianos no querían volver a la dominación de los anjevinos, proclamaron rey a Don Fadrique, hermano de Jaime II, originándose una guerra en la que triunfó Fadrique, el cual se casaba poco después con una princesa anjevina. De esta forma se unieron los derechos e intereses de las dos familias que se venían disputando la corona de Sicilia. 
Los almogáraves, entretanto, que al terminar las luchas en la isla italiana quedaron sin ocupación militar, no tardaron en emprender nuevas campañas por su cuenta.  Llamados por los griegos, cuyo país estaba amenazado por los turcos, terribles guerreros asiáticos que se habían apoderado del Asia Menor, acudieron en su auxilio mandados por el italiano Roger de Flor y muy pronto los turcos fueron derrotados.
Pero en 1307 los griegos asesinaron al caudillo almogárave, y entonces los catalanes y aragoneses quisieron vengar su muerte atacando a los griegos y devastando el país en las terribles jornadas que se conocen con el nombre de "La Venganza Catalana" y apoderándose del Ducado de Atenas y otros Estados griegos, que conservaron en su poder durante algún tiempo, no sin que se los disputara en fratricida lucha la famosa expedición de los navarros, organizada en tiempos de Carlos el Malo.
La conquista de Córcega y Cerdeña fue el último hecho importante del reinado de Jaime II el Justiciero. Pues si bien es verdad que el Papa le había cedido dichas islas por la paz de Agnani, tuvo el rey de Aragón que conquistárselas a la república de Pisa, que dominaba en ellas desde hacía tiempo y no estaba por la labor de cooperar con el papado.

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