Aunque resulta indudable que el nombre de "mozárabes", o según su más primitiva forma, "mostárabes", es de origen arábigo e impuesto por nuestra morisma a tal linaje de súbditos, ello es que jamás hemos logrado hallarlo en ningún escritor hispano-muslímico. Estos autores mencionan a los cristianos sometidos con diversos nombres expresivos de su raza, de su religión y de la sujeción en que vivían... Pero los documentos hispano-latinos y castellanos de la Edad Media desconocen todos estos nombres, y al tratar de los cristianos sometidos, a una voz, aunque con variaciones más o menos eufónicas de pronunciación y escritura, los llaman Muztárabes, Muzárabes, Mozárabes, Mosarabes, Mozarabía y Almozárabes. Muztárabes las llamó Don Alfonso VI, libertador de los toledanos, en el fuero que les concedió en el año 1101; Muzárabes, el Emperador Don Alfonso VII en el fuero que otorgó en el año 1118 a los mozárabes, castellanos y francos de Toledo, el cronista coetáneo y latino del ismo Emperador, el Sumo Pontífice Eugenio III, en la epístola que dirigió al clero y pueblo toledano hacia el año 1146, un documento aragonés del mismo tiempo, y el autor portugués que al caer dicho siglo escribió la vida de San Teotonio.
Cuando lo esencial es la cultura islámica, hay que entender cuán diferente es el concepto de lo mozárabe y de los mozárabes. El arte cristiano del siglo X parece una herejía del cordobés, completándose la semejanza en punto a la imaginería religiosa, que lo musulmán no hubiera podido inspirarle, ya que igualmente fue ajeno a ella de antiguo el culto cristiano español. Pero, en general, se revela lo mozárabe del norte con un sello de inventiva que le presta siempre su fisonomía propia respecto de los tipos califales. Las iglesias de entonces en territorio cristiano son, pues, un perfecto reflejo del ambiente social determinado por el influjo absorbente de la España árabe, merced al contacto con los meridionales, antaño sometidos a ella, dándose lugar a un período histórico propiamente mozárabe. Y no sorprenda este rendimiento de los cristiano a lo moro, puesto que, por una parte la Europa del siglo X no estaba en condiciones de transmitir sino barbarie guerrera, y por otra, los Estados cristianos peninsulares, sin excepción, acabaron por acatar la soberanía del Califa.
No podemos negar que este concepto, si bien es cierto, podría considerarse que llega a unas conclusiones discutidas: No hay duda de que en el siglo X la preponderancia hegemónica de la cultura hispana corresponde al califato cordobés; sin embargo, no se puede considerar todo el arte cristiano del norte ni mozárabe, ni un reflejo de lo califal. La mozarabización de la cultura hispanocristiana de los siglos X y I no tiene en cuenta el origen de las formas, la intención de los creadores o las circunstancias histórico-sociales que las hicieron posibles. Mientras que algunos historiadores nacionales son conscientes de la verdadera significación del calificativo "mozárabe" manteniéndolo sólo por conservadurismo terminológico, la mayoría de los foráneos se sienten atraídos por esta expresión porque, al no importarles del arte medieval hispano más que el exotismo orientalizante del arte cordobés del califato, consideran que todo lo cristiano, ajeno a las realizaciones de lo carolingio europeo, tiene que ser un simple apéndice musulmán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario