En España se les llama "concheros", "conchales" en Chile; "sambaquís" en Brasil, o "basureros" en general. Estos yacimientos constituyen pequeños montículos formados por la acumulación de conchas y otros detritos. Estaban habitados por recolectores de mariscos y plantas que, ocasionalmente, practicaban también la caza. Fueron ocupados durante varios milenios y con frecuencia proporcionan estratigrafías, con restos de cabañas e incluso enterramientos. En sus niveles superiores suelen contener restos cerámicos.
En mayor o menor abundancia, los concheros están presentes en todas las costas sudamericanas, aunque también existen en el subcontinente septentrional, en zonas tan dispares como California o Alaska.
En la costa atlántica de Colombia, tenemos el yacimiento de puerto Hormiga (en Arjona, dep. de Bolívar), que ha dado fechas radiocarbónicas entre el 3000 y el 1000 a.C. Pero ha sido Brasil el país donde los "sambaquís" han sido más estudiados. Abundan en las costas de Río Grande do Sul, Santa Catarina, Paraná, Sâo Paulo y Río de Janeiro, pero también son frecuentes en Bahía, Río Grande do Norte, Piauí y Maranhâo. En Pará hay otro denso foco, por ejemplo, en las bocas del río Tocantins y en la isla de Marajo. Existe una fase antigua (entre el 6000 y el 3000 a.C.) con guijarros tallados y semipulimentados, atestiguada en sambaquís, como los de Maratúa (isla de Santo Amaro, Sâo Paulo), Ilha do Corisco y Bôa Vista (en la isla Comprida, Paraná). Una segunda fase se inicia hacia el 2000 a.C. con utillaje más diversificado (colgantes de concha y piedra, punzones de hueso, uso del ocre) y está bien representada en Guaraguacú y Macedo (bahía de Paranaguá) y Araujo (Paraná). La tercera fase, correspondiente al I milenio a.C. se ha encontrado en los niveles superiores de los lugares indicados y en otros, como Rio dos Pinheiros (Santa Catarina). La cuarta fase corresponde a tiempos recientes, durante los cuales los sambaquis fueron ocupados por gentes guaraníes, que aportaron su cerámica.
En las costas sudamericanas del Pacífico, los concheros se hallan desde Ecuador, principalmente en Perú y Chile. En este último país se les atribuye la cultura del anzuelo de concha, que fue definida por J. Bird. En ella se refleja en ocasiones la influencia de los cazadores poseedores de puntas de proyectil. Su utillaje comprende varias formas de anzuelo, lascas retocadas o no, raspadores, percutores, machacadores, morteros y rudimentarias hachas de mano. No hay señales de cerámicas, tejidos o del uso de prácticas agrícolas. Yacimientos de esta cultura, entre otros muchos, son: La Herradura (Coquimbo), Chañar de Aceitunas (Atacama), Arica Pisagua (Punta Pichalo) y Taltal (Antofagasta). Una fase avanzada, pero siempre precerámica, está representada en el cementerio de Guanaqueros (La Serena, Coquimbo). A la industria indicada hay que sumar en este lugar: cueros sin curtir, pero cosidos, toscos arpones, puntas bitriangulares, adornos con plumas de ave, cestería y tejidos bastos. A todo el conjunto se le asignan unas fechas que van del 4000 al 1000 a.C. aproximadamente.
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