5 nov 2012

LA CULTURA TALAYÓTICA (II): NAVETAS, TALAIOTS y TAULAS

Las navetas de habitación son construcciones de planta alargada terminada en ábside, con puerta de acceso al lado opuesto y probable cubierta de cañizo y barro. Sus paredes suelen ser de considerable grosos, cono una media aproximada de dos metros de anchura en los lados mayores, que en la cabecera aumenta y da lugar a ábsides apuntados, o mantienen un grosor similar al de los muros y forman ábsides de tendencia circular. La cámara interior es muy variable, acoplada al muro del monumento y con frecuentes irregularidades. Las paredes largas son en unos casos rectas, mientras que en otros tienden a estrecharse hacia la puerta.  En general, la pared interior del ábside adopta forma semicircular, pero a veces dobla en ángulo recto, lo que produce una cámara rectangular.  En ocasiones las paredes se estrangulan a mitad de la cámara, quizá con la intención de distinguir espacios en el conjunto de la habitación.  Otras veces esta división se lleva a cabo mediante muros transversales, aunque es difícil comprobar si son siempre contemporáneos a la antigua utilización del monumento u obedecen a modificaciones posteriores.
La distribución espacial de las navetas indica la existencia de núcleos de población en los que viven unas pocas familias con un aprovechamiento inteligente de los recursos naturales, cerca de barrancos u otros puntos con posibilidad de proveerse de agua potable. Su disposición interna en el caso de la naveta de Alemany, en Magaluf (Calviá), presenta un espacio habitable en torno a los setenta metros cuadrados y un claro carácter de unidad familiar doméstica, con un hogar en su zona central, molinos de piedra y vasos cerámicos de uso cotidiano, unos utilizados como vajilla y otros como recipientes para almacenamiento.
Un talaiot es una construcción realizada en mampostería en seco a partir de bloques de sección paralelográmica cortados más o menos regularmente, en ocasiones retocados para que encajen entre si y proporcionen mayor consistencia al conjunto.  Los talaiots aparecen indistintamente aislados, en conjuntos, dentro de los poblados o formando parte de sus murallas.  Su complejidad constructiva es grande y muchas sus posibilidades de variación.  La estructura más corriente se corresponde con la planta circular o ligeramente oval.  Suelen estar levantados mediante hiladas bastante regulares de piedras bien cortadas que forman un muro de espesor variable, en el centro del cual se sitúa una habitación circular con un corredor de acceso al interior cubierto por losas.  El espesor de los muros es variable, si bien en la mayoría de los casos oscila entre tres y cuatro metros. También varía el tamaño de la cámara central, aunque su diámetro rara vez baja de cinco metros o sobrepasa los seis, lo que proporciona un espacio interno útil en torno a veinte metros cuadrados, incluyendo el destinado a la columna de sujeción del techado.  
Otro tipo de talaiot frecuente es el de planta cuadrangular, que se suele encontrar en poblados cercano a otros circulares.  Más raro resulta el talaiot construido a modo de túmulo escalonado.  Están formados por varios troncos de cono superpuestos, en el caso de los circulares, o de pirámide en los cuadrangulares, que disminuyen de tamaño a medida que ascienden, lo que les da un aspecto de torres escalonadas a base de plataformas superpuestas.
En los lugares destinados específicamente a prácticas de culto no se conocen estructuras destacables hasta entrado el último milenio a. de C., probablemente porque hasta entonces la sociedad talayótica no preciso de esos recintos.  En Menorca, el lugar de culto por excelencia es la taula, con su espacio sacro delimitado por un muro, mientras que en Mallorca se construyen unos santuarios de planta cuadrada, también cerrados por una pared que limita el área religiosa, en cuyo centro se levanta en ocasiones una gran pilastra.
La taula es sin duda el monumento de la prehistoria balear sobre el que más se ha escrito.  La singularidad de estas construcciones ha llamado la atención a cuantos se han ocupado de la isla de Menorca y no solamente desde la óptica de la investigación arqueológica.  A finales del siglo XVII ya se describían como "altares para sacrificios", una hipótesis que, alternando con la de su función como pilastra central de un edificio o representación de la divinidad, ha llegado a nuestros días.
Una taula es una construcción relativamente sencilla hecha a base de una piedra soporte, dispuesta verticalmente sobre el suelo, encima de la cual se coloca otra horizontal, a modo de capitel, con amplio vuelo.  En torno a la taula se levanta un recinto cuya fachada principal es recta o ligeramente cóncava, mientras que el resto de la estructura tiende a la forma absidal.  La taula se alza en el interior del recinto, frente a la puerta de acceso abierta en el centro aproximado de la fachada principal.  El paramento interno del muro que delimita el recinto alterna lienzos de mampostería con grandes lajas y pilastras dispuestas sobre basas de piedra.

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