En 1903 fue descubierto, en la orilla izquierda del Pas (Puente Viesgo) la cuerva de El Castillo. De los trabajos de investigación que se realizaron en los años siguientes procede un nada despreciable lote de arte mueble. Las paredes contienen 150 figuras zoomorfas, un centenar de manos y otro centenar de signos. Destaca un panel de bisontes polícromos similar al de Altamira, bellas ciervas grabadas con técnicas de raspado, el llamado rincón de lo tectiformes, un hombre-bisonte o brujo en bajorrelieve, pintado y grabado, numerosos signos, en ocasiones de una gran complicación, la serie de representaciones zoomorfas de color negro y de tamaño mediano y pequeño, la linea de grandes puntos rojos de la galería final, el pequeño mamut de la misma, y otros muchos detalles apasionantes. El arte de esta caverna, que sin duda corresponde a tres o cuatro santuarios de diferentes épocas, no tiene nada que envidiar al cercano yacimiento de Altamira.
En el mismo Monte del Castillo se halla la caverna de La Pasiega, descubierta en 1911. En sus galerías, de techos bajos, hay 150 figuras grabadas o pintadas. Entre ellas predominan los ciervos (42), caballos (40) y bisontes (20). También destacan una figura antropomorfa, un bello grupo de signos rectangulares tectiformes (en número de 20) de color rojo que están situados en una grieta muy desconocida, y otro signo complejo que se asemeja a una inscripción y que es una de las más enigmáticas representaciones de todo el arte paleolítico peninsular. Probablemente el conjunto corresponde a tres o cuatro santuarios de Solutrense y del Magdaleniense.
En el orden en que fueron descubiertas, la tercera cueva a tener en cuenta sería la de Las Monedas, también en el mismo lugar, cuyo hallazgo se produjo en 1952. Su nombre se debe, por cierto, a un grupo de monedas delsiglo XVI, perdido allí por algún explorador que recorrió la cavidad en aquella época y dejó por doquier la huella de sus zapatos. En una pequeña sala de esta cueva hay 35 siluetas zoomorfas -entre ellas algunos renos, los primeros que fueron identificados en el arte paleolítico peninsular- y diversos signos, todos en color negro y sin ningún grabado. Debajo de un panel compuesto por complicados signos abstractos se encuentra una roca trabajada por mano humana y con una vaga forma de dorso de animal. Se ha atribuido este conjunto al Magdaleniense en una fecha cercana al 12.000-10.000 a.C.
Por último, en dicha montaña, a todas luces sagrada, vecina a Puente Viesgo, la caverna de más reciente descubrimiento sería la de Las Chimeneas (1953), que contiene unas 40 representaciones que van desde toscos grabados sobre la superficie descompuesta de la roca hasta grabados finos y una bella y simple serie de ciervos de color negro y gran realismo dibujados en un estrecho divertículo de la cavidad.
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