La publicación del informe del Banco Mundial en septiembre de 1962 preparó psicológicamente al país para aceptar la nueva mística del desarrollo.Los trabajos de la Comisaría del Plan de Desarrollo, al frente de la cual se situó López Rodó, se plasmaron en la elaboración del primer Plan de Desarrollo Económico y Social para el período de 1964-1967, aprobado por las Cortes el 28 de diciembre de 1963. Para la preparación de este plan fueron creadas seis ponencias y veintidós comisiones. Estas últimas fueron encargadas de estudiar -cada una de ellas dentro de su sector- los objetivos a alcanzar y las medidas a adoptar para su consecución. Las ponencias, en cambio, estudiaron los aspectos generales que condicionaban a todos los sectores, como la financiación, comercio, trabajo, productividad...
El plan, a imitación de sus modelos (sobre todo los franceses), se limitaba a ser indicativo con el sector privado, respetando la iniciativa empresarial, pero orientándola con indicaciones sobre criterios generales, e incluso estimulándola mediante una serie de incentivos. Así se logró una estrecha colaboración -sólo de principio, como veremos más adelante- al permitir el plan coordinar las inversiones y realizaciones de los distintos sectores mediante un estudio de mercado, formulado con la información recibida para toda la economía, evitando realizaciones inútiles o inversiones poco rentables.
Lo que se proponía formalmente el plan era conseguir, al ritmo más rápido posible y en condiciones de estabilidad económica, la elevación del nivel de vida, el desenvolvimiento de la cultura y la obtención de un mayor bienestar. Para lograrlo se propusieron una serie de objetivos, que iban desde la modificación de las estructuras productivas, la lucha contra las prácticas restrictivas de la competencia, el perfeccionamiento del sistema financiero y la reforma de la Administración pública, hasta el incremento de la formación de capital, la selección y coordinación de las inversiones, la expansión de las exportaciones y el aumento de la productividad.
En esencia, el plan se propuso la modernización (no la reforma) de las estructuras y de las relaciones de producción para hacer posible la entrada en los mecanismos neocapitalistas internacionales.
En el aspecto social quedaron objetivos sin cumplir: la emigración aumentó, en lugar de disminuir; una gran parte de los ingresos del Estado siguió estando en los impuestos indirectos, cuya injusticia era reconocida; se mantuvo -e incluso se aumentó- la diferencia entre las provincias ricas y las pobres; la agricultura continuó siendo la cenicienta en espera de una reforma agraria que no llegó...
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