Las relaciones del nuevo Estado se dirigieron preferentemente hacia los países del Eje, para lo cual se situó al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores a Serrano Súñer (cuñado del Generalísimo), que si bien por sus antecedentes entroncaba con la C.E.D.A. de Gil Robles, se había transformado en figura representativa de la Falange y sus simpatías hacia los países de ideología fascista eran notorias. Consecuentemente la diplomacia española se pus a trabajar en esta línea, utilizando todos los medios que tenía a su alcance. Así la ocupación de Albania por las tropas de Mussolini era presentada de este modo al público español:
"Albania, bajo la tutela bienhechora de un gran Estado" (diario Arriba, abril de 1939).
Francia, controlada por Petain, es otro de los puntos de apoyo del gobierno español. En un despacho de la agencia EFE del 12 de abril, desde París, reproducido por el diario Arriba al día siguiente, podemos leer que "el mariscal Petain ha informado a Daladier y Bonnet que los lazos de España con Italia y Alemania se refuerzan cada vez más. Reclama la ejecución plena de los acuerdos firmados entre Jordana y Berard, sobre todo en lo que concierne a la restitución del material de guerra y del oro españoles retenidos por Francia...". Los éxitos diplomáticos sumados a la nueva ideología harán manifestar al embajador español en París que "en el futuro habrá que respetar no sólo los derechos, sino también la voluntad española de desempeñar un papel activo en la política europea".
Sin embargo, no faltaron contratiempos en las relaciones exteriores, ya que las críticas formuladas por la Sociedad de Naciones, con sede en Ginebra, motivó la retirada española de dicho organismo el 9 de mayo de 1939. Aparentemente al menos, la retirada no suponía perjuicio alguno. El periódico Arriba manifestaba el 10 de mayo del mismo año: "A nosotros, gente curtida al sol, al que damos la cara, y gente pudorosa, nos asquea la humedad roussoniana del lago Leman y el engolado y pío naturismo que en sus orillas se practica".
Tras el desfile de la victoria, en el que figuraron representaciones de las tropas alemanas e italianas en homenaje a su ayuda, las alemanas dejaron España en el mes de julo de 1939. A las tropas italianas las acompañó hasta su patria Serrano Súñer, siendo recibidos en triunfo por el "duce", ocasión aprovechada para manifestar su total apoyo. La visita fue devuelta por el conde Ciano en el mes de julio de 1939, repitiéndose los comunicados de identidad de metas entre Italia, Alemania y España.
Pero estas buenas voluntades no tardarían en flaquear...
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