El gobierno nacional instalado en Burgos durante la contienda consiguió el reconocimiento de muy pocos países. En 1936 fue reconocido por El Salvador, Guatemala, Albania, Italia y Alemania. En 1937 llegaron los representantes deJapón, Manchukúo y el Vaticano, y ya en 1938 los de Austria, Portugal, Hungría y Checoslovaquia. Como era lógico, todos estos reconocimientos supusieron automáticamente la ruptura con el gobierno de la República, con sede en Barcelona.
No obstante, la mayoría de los países, a instancias de Inglaterra, decidieron la formación de una comisión que garantizase la "no-intervención". Tan firme era la postura "abstencionista" inglesa, que sus planteamientos no fueron modificados a pesar de la ayuda que prestaban a los "rebeldes" los gobiernos italiano y alemán y otros países a la República (Brigadas Internacionales, reclutadas entre izquierdistas de todo el mundo).
Con la llegada del año 1939 se vio claramente quién sería el triunfador de la contienda, lo que llevó a Francia, Inglaterra y Estados Unidos a no esperar el fin para enviar sus representantes. El 25 de febrero de 1939 se firmaba el primer acuerdo con Francia entre el enviado francés, Berard, y el Ministro de Asuntos Exteriores español, conde de Jordana, en el cual se establecía ya en su artículo tercero, ante la avalancha de refugiados españoles en el sur francés, una estricta vigilancia de las fronteras, así como la devolución de los ocho millones de libras depositadas en Mont de Marsan en 1931, y cuya devolución la República había reclamado en vano. El 27 de febrero de 1939 fue reconocido el Régimen de Franco por Inglaterra, y en marzo del mismo año por Estados Unidos.
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