5 sept 2012

LA AGRICULTURA EN EL FRANQUISMO (II)

El latifundismo, a su vez, fue tenido en cuenta.  La ley del 3 de diciembre de 1953 sobre "régimen de fincas manifiestamente mejorables" venía dirigida a mejorar "extensas zonas de territorio nacional que no se han transformado a pesar de los generosos auxilios que las disposiciones vigentes ofrecen a los propietarios". La escasa aplicación de la misma originó su nueva redacción el 21 de julio de 1971 con la Ley de Comarcas y Fincas Mejorables.
Los problemas que se derivaron de la inadecuada distribución de tierras se vieron agravados por el régimen de explotación, ya que un 50% de la tierras sufrían el problema del absentismo de sus propietarios, siendo explotadas por arrendatarios y aparceros.
Las inversiones del capital fueron pobres, originando un bajo índice de utilización de fertilizantes y una muy escasa mecanización, problemas ambos que en los últimos años del franquismo fueron severamente abordados.
La producción agrícola del período 1939-1958 pasó por distintas fases, sin que podamos olvidar los efectos que tuvo el proceso de acumulación del capital en la industria en ese sector, que llevó al abandono de ciertos cultivos y a una notable desventaja entre el incremento de los precios agrícolas y de los industriales.  El trigo, alimento básico de una sociedad subdesarrollada como era la española, y a pesar de unos precios comparativamente aceptables gracias a la política iniciada en 1937 a través del Servicio Nacional del Trigo, tendente a garantizar el abastecimiento del país, redujo su área de cultivo hasta 1948, debido a la escasez de ganado de labor y a la casi absoluta carencia de abonos.  El deficiente abastecimiento, sobre el que incidieron unas condiciones climáticas desfavorables, se palió en parte con ayuda de los aliados, y posteriormente, tras los acuerdos con Argentina, con trigo de este país.  El cultivo de los cereales de pienso o forrajeros (cebada, maíz, centeno) fue abandonado  en gran medida por los agricultores, quienes pasaron a cultivar en sus tierras trigo, cuyo precio remunerador estaba asegurado de antemano.  Este abandono incidió considerablemente y de forma muy negativa sobre la cabaña española.

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