12 ago 2012

SITUACIÓN EN ANDALUCÍA (I)

Con las escasas tropas enviadas por el general Franco desde África en los primeros días de la maniobra del paso del Estrecho, el general Queipo de Llano pudo consolidar el triángulo estratégico comprendido entre Sevilla, Córdoba y Granada, a pesar de las numerosas fuerzas que el general Miaja había concentrado en el sector de Jaén-La Carolina-Andújar-Linares y Montoro.  En efecto, algunos elementos consiguieron llegar hasta los mismos puentes del Guadalquivir en Córdoba,pero ante la intervención directa y efectiva del general Varela con unos 1.000 combatientes, la ciudad quedó salvada.
La campaña andaluza fue larga, como consecuencia de la existencia de los núcleos que el 18 de julio no se habían unido a la sublevación.  La situación en Andalucía durante los primeros días del Alzamiento era la siguiente: alrededor de los islotes conquistados por los nacionales, las guerrillas marxistas merodeaban por los campos, salteando pueblos y cortijos.
Mediante la acción de columnas volantes, formadas por voluntarios y por la 5ª Bandera de la Legión, se consiguió limpiar la zona del bandolerismo sistemático de esas partidas (sistema que la historia muestra como típico medio de subsistencia en Andalucía cuando la situación socio-política no es favorable al individuo).  En la campaña que durante los meses de agosto y septiembre llevó a cabo el general Varela se pueden distinguir tres etapas:

-Ruptura del cerco de Granada.
-Ayuda a Córdoba en el asedio de que era objeto y que ya hemos mencionado anteriormente.
-Penetración en la provincia de Málaga y conquista de la población de Ronda.

En un primer momento, la fuerzas consiguieron colocar las avanzadas en la costa granadina, logrando así salida al Mediterráneo.  En una segunda avanzada, se logró asegurar un territorio con un radio de acción de más de veinte kilómetros.  Luego se estableció comunicación con la Andalucía occidental a través de los pasos de Sierra Nevada, y en el mes de septiembre, con la provincia de Córdoba, aunque la campaña que se proyectaba contra Málaga no pudo realizarse.  Se intentó entonces llegar hasta Córdoba, que estaba siendo atacada por fuerzas provenientes de Jaén, mandadas por el general Miaja, jefe del ejército republicano de Andalucía por entonces, lo que consiguió el general Varela.
En cuanto a la conquista de la provincia de Málaga, se estableció la línea del frente sobre los puntos de Archidona, Ronda y Antequera, lográndose de momento su aislamiento; la campaña que conduciría a su conquista no e realizó hasta 1937.
El episodio heroico de esta primera fase del frente andaluz está representado por el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, islote aislado de las líneas nacionales en la provincia de Jaén, lo mismo que en el norte, en Asturias, lo sería el Cuartel de Simancas, de Gijón.
En las crestas de Sierra Morena, y a 786 metros sobre el nivel del mar, se encontraba el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, encuadrado dentro de la provincia gubernamental de Jaén.  En la primera semana del Alzamiento, 1.500 personas se refugiaron en él huyendo de las milicias marxistas y con la esperanza de poder llegar, si la situación era favorable, hasta las líneas nacionales.
El jefe de esta resistencia fue el capitán de la Guardia Civil, Cortés, quien el 18 de julio se encontraba destinado en Jaén.  El día 29 se refugiaron en el santuario 500 hombres aptos para combatir, más otras 1.000 personas entre mujeres, ancianos y niños, así como también campesinos que habitaban los pueblos cercanos.  pronto se formaron columnas para tomar el santuario y rendir a los sublevados; mas los primeros intentos fracasaron.  Cortés basaba su experiencia en la esperanza de que el Ejército del Sur, al mando de Franco, llegaría a Sierra Morena y los liberaría del asedio; pero esto era muy difícil, ya que hubiera sido necesario preparar una ofensiva muy poderosa y penetrar muy profundamente en la zona roja.
Al mismo tiempo, el ejército nacional había comenzado su camino de avance hacia el corazón de las tierras de España, con objetivos más importantes.  El suministro aéreo que recibieron los sitiados estuvo a cargo del capitán Carlos de Haya.  Lojendo, fiel a su peculiar retórica, relata así los hechos:

"...Ocho meses y medio de resistencia en cerco apretado... No llegaban a 500 los combatientes.  Lo ataques enemigos, la penuria de medios para la guerra y para la subsistencia, todo esto se salvó por el temple y el heroísmo de los sitiados.  La aviación nacional realizaba los servicios de suministro.  Pero el mes de abril de 1937 la situación se agravó.  La artillería roja batía impunemente y sin piedad los edificios, que poco a poco se venían abajo, sepultando combatientes entre sus escombros.  El día 11 por la noche hubo que replegar las avanzadillas de Lugar Nuevo (caserío situado en la falda de la montaña).  El 15, el asedio al santuario se hizo más apretado.  El 17 se presentaba en este sector heroico del frente gente de la 16 Brigada Internacional.  Los ataques que se sucedieron fueron atroces.  Diez tanques rusos en vanguardia y luego oleadas de infantería.  Con los defensores cooperaba la aviación nacional.  Y a pesar de todo, doce días de una defensa extrema, remate de la resistencia heroica.  El primero de mayo llegó el derrumbamiento.  Por aquellos días, desde la torre de Porcuna, que se alzaba como una avanzadilla sobre las tierras de la campiña de Jaén, pude contemplar las ruinas perdidas en los repliegues de Sierra Morena que fueron teatro de esta página trágica de la guerra española.  Desde la torre de Porcuna el panorama es amplio y magnífico.  A la derecha se llega a ver recortada en los últimos escalones del horizonte la silueta del castillo de Jaén.  A la izquierda se extienden los olivares de Lopera, que han sido tierra de muchas infiltraciones enemigas.  Y en el centro, la masa arrugada de la sierra.  Allí, a unos treinta kilómetros de distancia, con ayuda de un poderoso aparato óptico se veían los muros rotos del santuario, coronados aún por el humo de la batalla.  Junto a nosotros teníamos el heliógrafo por el que se comunicaba con los defensores.  Un día maravilloso de primavera andaluza.  Calma completa de frentes estabilizados.  El fondo de la sierra se acercaba por la claridad de la atmósfera.  Parecía que se venia a la mano.  Y esta calma y esta serenidad prestaban aún más hondura a la tragedia que se desarrollaba ante las avanzadillas nacionales..."

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