2 ago 2012

LA GENERACIÓN DEL 98 (II)

Existen algunos datos convivenciales que nos permiten hablar de una coincidencia más o menos grande entre los miembros de este grupo.  En primer lugar, y siguiendo con el fenómeno ya advertido en la época del naturalismo, los hombres de la "generación del 98" son españoles de regiones periféricas: gallegos, vascos, levantinos, andaluces: Unamuno (nacido en Bilbao en 1864); Baroja (San Sebastián, 1872); Ganivet (Granada, 1865); José Martínez Ruíz, Azorín (Monóvar, 1873); Gabriel Miró (Orihuela, 1879); Ramiro de Maeztu (Vitoria, 1875); Manuel y Antonio Machado (Sevilla, 1874 y 1875); Juan Ramón Jiménez (Palos de Moguer, 1881).
Los hombres del 98 protestan como los modernistas, pero a diferencia de éstos, que protestaban por la literatura "satisfecha" de la Restauración, inspirados por el poeta nicaragüense Rubén Darío, la protesta de los del 98 era ética y social y se derivaba de una consideración del pasado español y del presente europeo.  En todos ellos, bien en un lenguaje minoritario, claro o polémico, la lengua castellana alcanzará un extraordinario nivel de fuerza expresiva y de pureza formal, tanto en el ensayo y la novela como en la poesía lírica.
Entre ellos se van estableciendo unos lazos de convivencia, sobre todo en las tertulias y en las revistas.  Valga esto como un hecho ante la prolija erudición de enumerar a docenas de autores que colaboran relacionándose en multitud de revistas.  Son, por otra parte, hombres que suelen proceder de las clases medias del país, y aunque han pasado relativas estrecheces, han tenido facilidad para el acceso a la cultura.
Las influencias que reciben son europeas y modernas.  Leían, entre otros, a Balzac, Flaubert, Stendhal, Tolstoi, Barrey d'Aurevilly (Valle-Inclán), Montaigne (Azorín), Nietzsche, Shopenhauer, Renan, Tain, Darwin, Max Nordau...  Conocida es la influencia de Hegel, Spencer, Ferri, Kirkegaard y Marx en Unamuno. Casi todos ellos viajan a París, ciudad que les influye con su clima cultural y político.
Además, en España se benefician de Giner, Pi, Benot, Costa, Galdós, Juan Bautista Amorós, etc.  Esto nos obliga a no exagerar la nota de autididactismo aplicada a los hombres del 98.
La parte más considerable y significativa de su obra aparece entre 1898 y 1914, esto es, coincidiendo con la crisis espiritual de comienzos de siglo, a la que responden con una actitud culturan en conjunto.  "España" es su tema, y el "Así no se puede seguir", su interpretación.  España es repensada en su ayer, hoy y mañana, y es sentida con ganas de una renovación a través del redescubrimiento, la crítica y el amor.
Hay que repensar a España, rehacer su escala de valores, y para ello hay que conocerla.  Ya no sirven la política caciquil, ni el aparato externo eclesiástico; no sirven Otumba y Lepanto, no sirven Echegaray, Núñez de Arce o Campoamor.  Lo que sí interesa es el pueblo en vivo, la intrahistoria y al anticaciquismo; sí interesa Berceo, el Arcipreste de Hita, el Greco, Larra...  Celebran los éxitos de Galdós, visitan la tumba de Larra, se alegran con las publicaciones de Baroja o Unamuno y protestan violentamente por concedérsele el Premio Nobel a Echegaray.

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