7 ago 2012

LA DERROTA DE LAS IZQUIERDAS Y EL FRACASO DE AZAÑA (I)

Reforma del ejército, construcción de escuelas públicas, programa de obras públicas, Estatuto de Autonomía catalán, ley de Reforma Agraria y expropiación de los grandes de España, contención de los anarquistas y derrota del pronunciamiento de Sanjurjo marcan los principales hechos de la carrera política de Azaña.  La coalición de las varias facciones republicanas y del partido socialista parecía demostrar que la República podía hacer cosas constructivas.
Sin embargo, la República fue, desde un principio, objeto de una violenta oposición por parte de las derechas y de las izquierdas.  Analicemos las diversas formas de esta oposición comenzando por la reacción defensiva de las derechas.

La derecha reaccionó con firmeza cuando se concedió a Cataluña el Estatuto de Autonomía.  Su hostilidad a una república que atacaba el nacionalismo español era evidente, y consideraba el estatuto como una derrota sufrida por España. La victoria de los autonomistas, que, por otra parte, era sólo una parte de sus reivindicaciones separatistas, era entendida por las derechas como un atentado a la unidad nacional.  Azaña, que había esperado una gran labor conjunta del republicanismo catalán y español, tuvo que hacer frente a la incomprensión engendrada por cincuenta años de malentendidos recíprocos.

Disciplina y dignidad son los dos ejes de la teoría política del ejército.  El general Mola lo resumía con claridad:

"La indisciplina está justificada cuando los abusos del poder constituyen un insulto o una afrenta, o cuando conducen a la nación a la ruina".

Eran muchos los oficiales monárquicos y católicos que estaban de acuerdo con este ideal. Además, se sentían heridos por el modo como se habían llevado a cabo las reformas de Azaña, pues si en parte estaban justificadas, estimaban que habían sido tomadas con "espíritu de venganza", para deshacer moralmente al ejército.  De acuerdo con estos planteamientos, los oficiales antepondrán, en 1936, la dignidad a la disciplina.
Los vagos planes de Orgaz (1931) y la sublevación de Sanjurjo (1932) se habían mostrado demasiado prematuros.

La oposición de derechas había abandonado las Cortes cuando fue batida en el asunto de las leyes religiosas.  Como habían hecho numerosos republicanos durante medio siglo, ahora los derechistas volvían a la oposición legal.  Aunque se hallaban divididos en "agrarios", "Acción Popular", "Renovación Española", "monárquicos", "tradicionalistas"... los aglutinaban ideas comunes.

Acción Española era un residuo de la Unión Patriótica primorriverista.  Tenían su dirigente intelectual en Ramiro de Maeztu.  Derechistas tradicionales eran los carlistas, quienes, en 1931, resolvieron sus cismas, fusionándose los integristas, los partidarios de don Jaime y los de Mella en la "Comunión Tradicionalista".  Como partido legal estaban representados en las Cortes, aunque rechazaban el régimen republicano por principio.  Para que la fusión fuera más significativa y sus consignas más activas, se fusionaron carlistas y alfonsinos en "Renovación Española", fundada por Goicoechea en febrero de 1933.  Tanto los tradicionalistas como Renovación Española postulaban una monarquía autoritaria, que descansase sobre la religión y la tradición.  Los partidos monárquicos representaban a sectores católicos, adinerados, aristócratas y a los elementos más radicales de la Iglesia.
Ya el 10 de enero de 1932 los carlistas celebraron un mítin en Bilbao, mientras los jóvenes socialistas desfilaban ante el local cantando "La Internacional".  Se produjo un enfrentamiento, del que resultaron tres personas muertas y varias heridas.
En el mes de abril pelearon socialistas y tradicionalistas en Pamplona, resultando un muerto por cada bando y ocho heridos.
Los carlistas tenían como principal preocupación la unidad religiosa de España antes que las libertades locales.  Esto los enfrentó con vascos, produciéndose la ruptura del bloque Vasco-Navarro.  El Partido Nacionalista Vasco (PNV) reconoció la República a cambo de una autonomía similar a la de Cataluña.

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