4 ago 2012

EL SOCIALISMO HASTA PRIMO DE RIVERA (III)

Conviene no olvidar, por otro lado, merced a la indudable influencia de Iglesias, que éste se oponía rotundamente al ingreso en la Internacional Comunista. Con un rosario de definiciones que unilateralmente iban dando su adhesión a la Internacional Comunista, principalmente por parte de las zonas más industrializadas, se va a producir el importantísimo congreso de 1921. Previamente las espadas habían sido puestas en alto.  El grupo antitercerista dirigía una circular en la que exponía claramente sus puntos de vista: rechazo de las veintiuna condiciones y adhesión a la Internacional de Reconstructores.
Ante el congreso se iba a dilucidar no una cuestión de forma, sino algo mucho más profundo.  Por un lado, el PSOE tradicional se alejaba cada vez más de las masas y buscaba su apoyo en las élites selectas; por otro, se buscaba reafirmar la independencia y autosuficiencia del proletariado para alcanzar sus fines.
En definitiva, se estaba discutiendo si el Movimiento Obrero era lo suficientemente adulto como para luchar él solo por sus objetivos o si todavía necesitaba, en su lucha, del apoyo de fuerzas burguesas.  Núñez de Arenas lo veía claramente cuando escribía:

"Y esto responde a algo más hondo:los reconstructores quieren hacer creer que la emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los líderes de mayor o menor cuantía, y nosotros creemos que laemancipación de las masas sólo puede ser obra de las masas mismas."

Por fin llegó el esperado congreso , con un ambiente previamente caldeado por los cuadros antimoscovitas, para lo que se utilizó todo el aparato de propaganda del partido.  El mismo día de su inauguración, el propio Iglesias dirigiría una furiosa diatriba contra la Internacional Comunista.
Nada más comenzar se vio con bastante claridad la lucha que los hombres del partido habían desarrollado para obtener mandatos de las más variadas federaciones y esto, tanto en un bando como en el otro.  Largo Caballero (reconstructor) poseía trece mandatos, mientras Torralva Beci (tercerista) había conseguido cinco.  Una vez elegida la presidencia, se leyó una carta de Iglesias, al que su enfermedad le impedía asistir, en la que apoyaba las tesis minimalistas.
Sin embargo, el congreso comenzó realmente con la lectura de los informes de los comisionados Fernando de los Ríos y Anguiano.  De los Ríos leyó su informe, centrado no en la Internacional Comunista como hubiera sido de esperar, sino, sobre cómo se desarrollaba la vida en Rusia bajo el imperio de los soviets.  El cuadro no pudo ser más negativo.  Los soviets habían suprimido todo tipo de libertades y derechos, e incluso para remachar sus conclusiones, se refirió a la mala alimentación que soportaban los nuevos ciudadanos soviéticos.
A continuación expuso su informe Anguiano, que, creyéndose en la obligación de rebatir a su compañero de viaje, quizá se olvidó de hablar de la Internacional Comunista y pasó a explicar las dificultades que atravesaba el Estado ruso, como primer paso para comprender su organización.  Una vez contestadas las preguntas, se pasó al debate. A favor de la Internacional Comunista seguían González, Acevedo y Roberto Álvarez y en contra, Largo Caballero, Besteiro y Saborit.

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