31 jul 2012

LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA (1930-1931) (IV): EL PACTO DE SAN SEBASTIÁN

En el verano de 1930 la monarquía se desmoronaba, como reconocían las propias autoridades del régimen. Los antimonárquicos, dedicados a preparar la colchoneta en la que había de caer fatalmente el cuerpo nacional cuando llegase la hora del cambio de régimen, firmaron el "Pacto de San Sebastián".
En la tarde del 17 de agosto de 1930 estaban reunidas en el Círculo Republicano de San Sebastián las siguientes personas, presididas por Sasiaín: Alejandro Lerroux, por Alianza Republicana; Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Ángel Galarza por el Partido Radial Socialista; Manuel Azaña, por la Izquierda Republicana; Santiago Casares, por la Federación Republicana Gallega; Carrasco Formiguera, por Acció Catalana; Matías Mayol, por Acció Republicana de Cataluña; Jaime Ayguadé, por Estat Catalá; Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura por la Derecha Liberal Republicana; Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos, por su propia cuenta, ya que el partido socialista no había querido dar su conformidad hasta saber el resultado de la reunión; estaban invitados Felipe Sánchez Román y Eduardo Ortega y Gasset; Gregorio Marañón envió un telegrama de adhesión.
Se acordó en esta reunión llevar al Parlamento, en su momento, un Estatuto de Autonomía siempre y cuando el pueblo catalán deseara, mediante elecciones libres, esa autonomía; se trató de la preparación del movimiento revolucionario y se nombró un Comité Ejecutivo, que llevaría la dirección de la política republicana; el presidente de este Comité Revolucionario fue Alcalá Zamora, republicano converso y figura del pasado, que servía para tranquilizar a burgueses y conservadores católicos. Lerroux tuvo que transigir y volver la espalda a su pasado, ya que su aversión a los catalanes, a la Iglesia y a los socialistas suponía un peligro para dicho frente republicano; esto desasosegó a los republicanos radicales, que, como se sabe, tenían una gran fuerza electoral.  De entre los partidos obreros, los socialistas aceptaban una república no socialista, aunque debería llevar a cabo un programa con un mínimo socialista; respecto a los anarquistas, las relaciones eran tenues, debido a inciertos compromisos y a las clásicas tácticas puristas de la C.N.T.
Este Comité Revolucionario comenzó a contrastar sus criterios acerca de la revolución, de pautas a seguir con la propiedad, con la Iglesia, con los personajes de la Dictadura y del gobierno...  Las disparidades eran muchas, aunque llegó a prevalecer un criterio moderado.  También se dedicaron a formar un gobierno provisional y a repartirse entre ellos las diferentes carteras ministeriales. Seguían con sus reuniones en el Ateneo, donde redactaron un manifiesto al país.
Estaban preparando la acción revolucionaria, aunque sus relaciones con la mesa sindical suponían un delicado problema, ya que querían su alianza, pero temían armarla.  El mes de noviembre de 1930 fue un mes de agitación social y con hechos políticos claros, como los regresos de Unamuno y Maciá, la conspiración de varios oficiales del ejército, las manifestaciones estudiantiles...

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