23 jul 2012

EL TURNO CONSERVADOR: SILVELA, MAURA, VILLAVERDE (VII)

Maura era odiado ("los pobres no pueden vivir bajo Maura").  Llegó a llorar e, irritado, intentó asustar al rey con un pronunciamiento, antes de que diera el poder a los liberales ("parias políticos").  Maura volvió a plantear al rey la cuestión de confianza, pero Alfonso XIII dio por resuelta la crisis con esta frase, citada por el duque de Maura y Fernández Almagro:

"¿Viene usted solo?  Ya sabía que iba a prestar usted un gran servicio a la Patria y a la Monarquía... ¿Qué le parece a usted Moret como sucesor?"

Maura, en el fondo de su corazón, nunca perdonaría esto a la Corona.  Carlos Seco, alegando que la postura de Alfonso XIII era mucho más democrática que la de Antonio Maura (lo cual no era mucho decir), aduce el siguiente párrafo señalado en otro momento por éste:

"Siempre que haya conflicto entre el Gobierno y la mayoría, puede decidir la Corona... Puede decidir aunque no haya conflicto entre la mayoría y el Gobierno; cuando lo haya entre el Gobierno y la minoría, y cuando por obstrucciones, por escándalos, por perturbaciones políticas, por no marchar normalmente el juego parlamentario, se haga imposible la satisfacción de las necesidades públicas..."

Era este último exactamente el caso de 1909.  De seguir el jefe conservador en el poder, los liberales se hubieran alejado y hubiera tenido que recurrir a una verdadera dictadura.  Alfonso XIII vio que el partido liberal era una válvula de seguridad para estabilizar el régimen, ante la intransigencia de Maura y ante el peligro republicano.  Alfonso XIII, pasados más de 30 años y en el destierro, recordará estos sucesos así al hijo de Maura:

"Yo suscribí entonces el "Maura, no" y lo mantuve luego porque estaba convencido de que no podía prevalecer contra media España y más de media Europa.  Le habrían quitado de en medio, como lo procuraron antes y lo hicieron después con Canalejas y con Dato, que estorbaban menos, dejando a la Monarquía sin defensor y embarcada en la aventura.  No tuve nunca animadversión personal contra tu padre.  Le quise y le admiré, hasta cuando estuvo duro conmigo, porque comprendí que era sincero y leal.  La prueba es que, cuando pude darle el poder, con significación distinta de la del 9, le encargué muchas veces de formar Gobierno y le entregué el Decreto de disolución de unas Cortes elegidas hacía poco.  A estas alturas de mi vida sigo creyendo que acerté cuando rehuí un conflicto que no se podía resolver sino por las malas.  Pero aun quienes crean que me equivocaba, habrán de reconocer mi buena fe, porque cuando lo que gritaron muchos fue "Alfonso XIII, no" (tú lo has presenciado muy cerca) me sacrifiqué a mí mismo como había sacrificado antes a Maura, para evitar otra vez que la lucha entre amigos y enemigos desencadenase en mi patria una guerra civil."

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