28 jul 2012

EL AUGE DEL NACIONALISMO CATALÁN (IV)

En abril de 1904, Maura convenció a Alfonso XIII para que visitara Barcelona.  El viaje real, pese a la indiferencia de la Lliga y al republicanismo del Ayuntamiento, que se negó a adornar las calles, fue un éxito.  La Lliga cambió de actitud y comenzó su acercamiento a Alfonso XIII y a Maura, solicitando una autonomía regionalista.  Cambó fue acusado de haber roto la unanimidad de la acción política catalana, ya que la consecuencia fue que los izquierdistas de la Lliga decidieron organizar un partido separado, republicano e intransigente a un acuerdo entre Maura y Cambó.  Esta escisión se llamó Centre Nacional Repubicá, y sus figuras principales fueron Suñol y Jaime Carner.
El catalanismo quedó, pues, escindido en una derecha pragmática y una izquierda doctrinaria y nacionalista.  Esta división fue aprovechada por Lerroux para derrotar en las elecciones a la Lliga.
En 1906 otra vez la izquierda y la derecha del catalanismo limaron sus asperezas y formaron un frente unido, amplio y poderoso: Solidaritat Catalana.  El centro organizador de Solidaritat fue la Lliga, y adoptaron como  programa las resoluciones autonomistas de la Bases de Manresa.  En abril de 1907 consiguieron 41 de los 44 escaños catalanes en las elecciones.  Cambó se sintió satisfecho porque todo esto suponía un triunfo del catalanismo sobre el caciquismo y el arranque hacia la europeización de la política española.  Además, esperaba conseguir reivindicaciones catalanas, ya que contaba con un bloque de diputados catalanes en las Cortes y con Maura en el poder.  Pero éste no hizo las más mínimas concesiones a la autonomía catalana, pues consideraba dicha cuestión como un problema local.  La izquierda de Solidaritat no podía estar contenta con tan pequeños logros.  Resultado: el catalanismo se volvió a escindir en una izquierda partidaria del "todo o nada" y una derecha "realista", procurando ambas realizar algunas de sus aspiraciones.  Como había ocurrido cinco años antes, los radicales de Lerroux derrotaron a la Solidaritat en las elecciones de 1908.
Cabe preguntarnos: ¿se deben estos éxitos de Lerroux a que Madrid le usaba para contrarrestar el poder del primer partido catalán, la Lliga Regionalista, compuesta por sabios acomodados, fuerzas vivas industriales y magnates burgueses?  No cabe duda que el ambicioso republicano Lerroux había fundado su partido, lanzándose en Barcelona a una desaforada campaña demagógica, en la que exaltó la lucha violenta contra los patronos y la Iglesia.

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