13 jun 2012

TRANSFORMACIONES SOCIALES EN LA ESPAÑA DEL XIX (II)

Las MEMORIAS DE UN SESENTÓN, del moderado Mesonero Romanos, nos recuerdan así el paisaje social español entre 1815 y 1820:

"Durante este período todas las clases se veían desatendidas o eran víctimas de un gobierno ignorante y opresor.  La aristocracia, reducida a nulidad o a servidumbre; el Ejército, hambriento, o desnudo; la Marina, reducida a las falúas de Aranjuez o del estanque del Retiro, pues los barcos comprados a Rusia resultaron podridos; la ilustración y la ciencia, prescritas y mudas; el clero, receloso, negándose a pagar nuevos tributos y dirigiendo ya miradas a don Carlos; la juventud, siguiendo por fórmula sus estudios de lógica y filosofía por Jacquier y Baldinoti en Santo Tomás; las Matemáticas y las Bellas Artes, en San Fernando, y soñando, en odio a la existente, con una libertad quizás exagerada."

Completemos esta pintura real diciendo que, en aquellos momentos, 34 de cada 35 niños estaban privados de toda participación en la educación pública.  en 1803 no sabía leer ni escribir el 94% de la población española; se contaba con 11.553 escuelas públicas y privadas y unos 400.000 escolares.  En 1841 ya había un 91,7% de analfabetos, con 15.805 escuelas y 653.738 escolares.  Las cifras de 1860 eran algo distintas: 80.73% de analfabetismo, 22.753 escuelas y alrededor de un millón de escolares.
Tomemos también los años 1803 y 1860 para ver el panorama general que presentaba la estructura social: 
En 1803, los criados, artesanos, jornaleros y la mayor parte de los labradores constituían las "clases bajas" y eran aproximadamente un 71,5% de la población; los empleados, profesionales liberales, estudiantes, administrativos y  militares formaban el 10%; comerciantes, fabricantes y algunos propietarios agrícolas, el 2,5% restante y la nobleza y el clero, el 16% final.
El censo de 1860 todavía presenta una sociedad española con aspectos casi feudales.  Lo confirman esos 2.354.000 jornaleros del campo, 818.000 sirvientes y 262.000 pobres de solemnidad.  Pero si este espectro resulta poco representativo, debemos constatar la existencia de un proletariado rural más o menos tipificado a base de medio millón de arrendatarios y casi otro millón y medio de pequeños propietarios.  El nuevo proletariado cuenta con 150.000 jornaleros en las fábricas, 23.000 mineros y 5.000 empleados de ferrocarril.  El sector artesano, "estrato popular aún no proletarizado", alcanzaba la cifra de un millón.  Las clases medias, que no eran coherentes ni social ni políticamente, sumaban otros 100.000 miembros.  Comerciantes e industriales alcanzaban cifras muy pequeñas todavía.  Quedan los sectores de la nobleza y el clero, económica y sociálmente predominantes, que ocupan un destacado lugar.

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