17 jun 2012

LOS MODERADOS Y SU PROGRAMA

Lareina nombra y destituye ministros y puede dar a un ministro el decreto para disolver las Cortes.  A excepción del período 1840-1843, la influencia conservadora en la corte será constante y los progresistas achacarán a la corona el que ejerciera sus prerrogativas en beneficio de la derecha.
La educación de Isabel II estaba en manos del clericalismo de su confesor, de sor Patrocinio y de una corte conservadora que le enseñaba que los progresistas eran malos o, al menos, indiferentes religiosos, lo cual, interpretado por una devoción sentimental, suponía una infracción de la ética política.
Personalmente, tanto la madre como la hija llevaban una vida privada no muy apta para ganar enteros en su posición política.  La madre estaba casada secretamente con un muchacho de Tarancón, matrimonio que había de mantener en secreto para no perder la regencia.  Debido a su ambición por lograr una fortuna, de ocho títulos y rentas para su marido, Fernando Muñoz, y sus siete hijos, fue perdiendo popularidad.  Isabel era acusada de mantener favoritismo y estar mezclada en constantes devaneos sexuales.  También fue perdiendo popularidad esta reina obesa y de aspecto ordinario.
El gobierno y la batuta del moderantismo corresponden a Ramón María Narváez, nacido en Loja en 1800; constitucional de la época del "Trienio", destaca en la guerra carlista alcanzando el grado de mariscal de campo; enemistado con Espartero, emigra y vuelve a España en 1843.   A partir de 1844 se encarga de la presidencia del Consejo de Ministros y de la cartera de Guerra.  Se le da el título de duque de Valencia, con grandeza, y el mote de "Espadón de Loja", alusivo a su dureza represiva.
En el equipo de Narváez figuran Pedro José Pidal, abogado asturiano, liberal, colaborador de Riego, pero que en la época moderada ocupará varias veces las carteras de Gobernación y de Estado.  Alejandro Mon, asturiano y versado en problemas hacendísticos, cuya cartera ocupará en varias ocasiones.  Luis Mayans, abogado valenciano, titular de Gracia y Justicia y organizador del concordato con la Santa Sede.  Francisco Armero, marino de guerra andaluz, titular de la cartera de Marina.  Manuel de la Pezuela, representante del derechismo del partido moderado y que compartirá la cartera de Estado con el viejo Martínez de la Rosa. Juan Donoso Cortés, extremeño, diplomado y filósofo doctrinario del régimen moderado.  Juan Bravo Murillo, otro extremeño, técnico en problemas administrativos y hacendísticos.  Joaquín Francisco Pacheco, jurista representante de la tendencia "puritana" dentro del partido moderado.  José de Salamanca, famoso financiero malagueño.
Todos estos políticos, relativamente jóvenes, pregonan el orden como fundamento del progreso material, temen la revolución y por ello declaran anacrónicos a los partidos radicales.  Son partidarios de mantener alejado al país de la vida política o, a lo sumo, representado por los "caciques", fieles exponentes de la contracción nacional y rescoldo de la antigua oligarquía feudal hispana.
Su éxito político se basa en la mano dura querida por las clases aristocráticas, para mantener su predominio en el campo, y por las clases burguesas, deseosas de consolidar la expansión industrial.  Es representativo el caso de la burguesía catalana: a cambio de que no se importen manufacturas y de que el gobierno controle a los obreros, aceptan la centralización, la Guardia Civil, los impuestos uniformes, etc.
La Iglesia llega también a un acuerdo con la burguesía y el poder, con lo que su peso se hace sentir en la política, a la vez que empuja a los moderados al derechismo.

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