23 jun 2012

LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (V)

El 19 de julio, Sevilla, Cádiz, Valencia, Almansa y Torrevieja se proclamaron cantones independientes. El 20, Castellón y Granada.  El 22, Salamanca, Bailén, Andújar, Tarifa y Algeciras.  El Comité de Salvación Pública de Madrid no pudo dominar ni coordinar los levantamientos, obra de federales, desconocidos en muchos casos.
La revuelta cantonalista empujó a la república hacia la derecha, y Salmerón, que nunca había gozado de la confianza de lo federales, estaba dispuesto a aplastar las revueltas por la fuerza.  Su política quedó demostrada por la impopularidad del decreto declarando pirata a la flota cantonalista y nombrando jefes del ejército a antirrepublicanos o monárquicos para que reprimieran la sublevación.  En quince días, pese a lo carcomido del ejército a antirrepublicanos o monárquicos para que reprimieran la sublevación.  En quince días, pese a lo carcomido del ejército y  la presión carlista, Pavía y Martínez Campos, con escasas tropas, habían sofocado la revuelta cantonalista.  El levantamiento fracasó por la falta de dirección, por la carencia de esfuerzo concentrado, porque los federalistas no habían encontrado apoyo fuera de su localismo y de sus propios entusiastas y por la negativa de Cataluña a unirse a la revuelta.
Sólo resistían Málaga y Cartagena.  Málaga había sido virtualmente independiente desde marzo.  Más que un elemento en una revolución general gozaba de una situación privilegiada dentro de su localismo; era un feudo del moderado Solier, protegido por el diputado Palanca y apoyado por el gobierno de Madrid.  A pesar de la amenazas de Pavía, el gobierno no se atrevió a intervenir hasta que Solier se autodesacreditó.
Cartagena, donde el cantonalismo era genuino, seguía resistiendo a todo trance, pese a haber perdido cuatro de sus barcos y haber sido derrotados por tierra.  Faltos de dinero, enfrentados con un amplio desempleo, obligaron a los pueblos de los alrededores a pagar fuertes contribuciones, por lo que Murcia, Almería, Alicante, etc... pidieron protección a Madrid.  En diciembre las condiciones de defensa se estaban agravando, y sólo una victoria de los extremistas en las Cortes les hubiera salvado.  Poca coordinación y mucha rivalidad entre los diversos centros de resistencia condenaron las revueltas de 1873 y descalificaron al republicanismo federal como movimiento de masas, incluso en las zonas tradicionalmente federales.

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