El mercurio de Almadén fue controlado durante dota la época de la Restauración por la casa Rostchild, a causa de un desgraciado préstamo hecho por esta firma bancaria al gobierno español en 1868; la producción anual de azogue osciló en torno a las 25.000 toneladas.
Las exportaciones de plomo representan una producción madura y un aumento ininterrumpido. Aunque las cifras no están muy contrastadas, podemos marcar unos hitos en la producción de este mineral: 275.000 toneladas en 1864, 331.000 en 1884 y 382.000 en 1900.
El cobre, bien mangoneado por los capitales ingleses, experimenta un progreso rutilante, como demuestran estas dos cifras que no precisan de comentarios:
-1864: 213.000 toneladas
-1900: 2.714.000 toneladas
El control extranjero de los recursos minerales españoles era como para despertar de una vez el nacionalismo económico español. España estaba imitando a Esaú, en detrimento de la industria siderúrgica nativa; las grandes empresas extranjeras se comportaban como estados casi soberanos que gobernaban en un idioma extranjero y explotaban a España como una economía colonial, corrompiendo a sus políticos. Por su parte, no sería exagerado afirmar que los motivos y efectos de las inversiones extranjeras en España fueron los mismos que hoy en día guiarían las inversiones capitalistas en los países subdesarrollados. Son inversiones orientadas a la exportación y con una escasa participación en el desarrollo económico del país en que se realizan. Las ganancias que obtuvieron estas empresas inversoras no fueron reinvertidas en ESpaña, sino que se remitieron al país inversor. Con toda razón, pues, podemos hablar de "colonialismo". Sería largo enumerar las compañías extranjeras inversoras en España, que representan, en 1881, la suma de 2.000 millones de pesetas (la deuda total del Estado español era de 4.200 millones de pesetas), más de una cuarta parte invertida en minas.
Ahí está la Real Compañía Asturiana de Minas, sociedad belga, con un capital de 36 millones de pesetas; la Tharsis Sulphur, que explota las piritas de Huelva y tiene un capital, en 1866, de 78,5 millones de pesetas; la Riotinto Co., con un capital de 300,3 millones, y que comprólas minas españolas por 98 millones de pesetas; la Orconera Iron Co.; la Société Franco-Belge de Mines de Somorrostro; la Geuschin y Krupp, alemanas; la Consett, inglesa; la Cockerill, belga; la Demain, francesa; la Peñarroya, con explotaciones en Belmez y Puertollano y con un capital, en 1881, de 87 millones de pesetas...
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