25 jun 2012

LA MINERÍA DE FINES DEL XIX (I)

Durante el siglo XIX España es un enclave minero de primer orden, como lo demuestra el que en 1877 sea el primer país de Europa en la producción de minerales de plomo, cobre y hierro.  el mercurio de Almadén, el cobre de Riotinto, el plomo de Huelva y Cartagena, el hierro de Vizcaya y, cómo no, el carbón de Asturias, ejercen un peso decisivo en la estructura del comercio exterior, peso cuyos recursos no sirven para subsanar el déficit de la balanza comercial ni para promocionar una gran industria o una gran agricultura.  Las minas, por otra parte, convierten a España en el típico país subdesarrollado, donde campea el "colonialismo financiero", por la riada de capitales extranjeros que afluyen al país.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la actividad minera experimenta una fuerte expansión, tanto en producción como en exportación.  En 1868 y 1869 triunfan las doctrinas librecambistas en los círculos del gobierno y surge una ley que concedía las minas a perpetuidad, tanto a nacionales como a extranjeros, con tal de que se pagara un canon al Estado; poco después se aplicaban los aranceles librecambistas, con lo que la riqueza minera española pasaba a manos de los países europeos.  La hacienda española atravesaba por unos momentos dramáticos y era lógico que se pusiera en manos de las leoninas empresas extranjeras, las cuales, con la introducción de innovaciones tecnológicas, terminarían desvalijando las riquezas mineras españolas.  A partir de 1880 se afianza la producción minera en España, gracias a la aparición de una industria siderúrgica nacional, fruto de la capitalización de las ventas del hierro vasco y de la modernización de la técnica hullera en Asturias.
Las instalaciones siderúrgicas españolas no usaron carbón de piedra hasta muy tarde; por ello, hasta 1880, en que la siderurgia vasca empieza a desarrollarse, la minería de la hulla no cobra interés nacional.  De hecho, si en 1865 se extraían 450.000 toneladas anuales de carbón, en 1900 esta cantidad ascendía a más de 2.600.000 toneladas.
La producción hullera asturiana representaba la mitad del total extraído.  Aun así, en 1900 España importaba casi dos millones de toneladas de carbón extranjero (tanto como lo que producía), lo que suponía un serio gravamen para la economía nacional, pero significaba también algo muy positivo: la siderurgia vasca tiraba, demandaba, progresaba a paso firme.
Tres factores influyen en la expansión española del hierro: la utilización del hierro fosforado para la obtención del acero se descubrió en 1856.  La tercera guerra carlista terminaba y la afluencia de capitales extranjeros era cada vez mayor.   A partir de 1877 la producción y exportación emergieron con gran fuerza (si en 1870, de las 436.000 toneladas que se producían, se exportaban 253.000, en 1900, de las 8.675.000 de toneladas producidos, se exportaban 7.800.000).

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