21 jun 2012

LA GLORIOSA EN MADRID

Los republicanos eran incapaces de competir con la influencia del gobierno en la capital de España; esta debilidad republicana se palpa en las elecciones municipales de Madrid. La repugnancia a aparecer como azuzador3es del populacho se debió al dominio del ala antisocialista de los ex demócratas (Rivero y los cimbrios) y a su deseo de no enajenarse el apoyo potencial de la clase media.
El republlicano del Madrid de 1868 se caracteriza por su respetabilidad.  Pese a que se abrió el arsenal y había unos 50.000 fusiles en manos del pueblo, la revolución no tomó visos radicalísimos.   El gobierno ofreció 30 reales y un jornal de siete reales diarios a quienes entregaran los fusiles en el Ayuntamiento; de esta forma, con recompensas y pelotones de trabajo, fueron apartados por Rivero de la tentación demagógica unos 13.000 hombres que trabajaban por la replanificación de  Madrid, emprendiendo la demolición de edificios monásticos en interés de las mejoras urbanas.
Propaganda masiva y audacia revolucionaria era lo único que podía hacer triunfar a los republicanos.  Ésta era la cualidad -audacia- que poseían los republicanos de las provincias y faltaba a los de Madrid, condicionados por los sucesos políticos de la capital y por sus propios prejuicios acerca  de la naturaleza de la revolución.
Muy desde el principio podía encontrarse una diferencia entre los republicanos de la capital y los de provincias, diferencia que fue creciendo continuamente hasta que, para los de provincias, en 1873, no había diferencia alguna entre los de Madrid y los partidos que ellos querían reemplazar.

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