8 jun 2012

AGRICULTURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XIX (y III): EL VIÑEDO

El viñedo es uno de los sustentadores de la plataforma económica del silgo XIX.  La vid, al revés del trigo, ha ido avanzando desde la periferia hasta invadir durante los dos primeros tercios del siglo XIX las provincias interiores.  La Rioja, Castilla la Mancha y León se beneficiarán de las medidas desvinculadoras y desamortizadoras, triplicando su extensión entre 1800 y 1860.
El esplendor del viñedo ha dependido de las posibilidades de exportar sus productos. Los caldos catalanes y andaluces se abrirán paso, como sea, ante la creciente demanda que de ellos se hace en Europa y en América, convirtiéndose en factor primitivo de la acumulación de capitales, que permitirá el subsiguiente despegue industrial, especialmente para el caso catalán.  Por otra parte, los capitales repatriados de las antiguas colonia americanas serán invertidos en los negocios vinateros. Los márgenes logrados permitirán mejorar técnicas y producción y determinar la apertura del ferrocarril Cádiz-El Trocadero por el Puerto de Santa María, inaugurado en 1854, que fue uno de los primeros de España.
A partir de 1868, la invasión de los viñedos franceses por la filoxera (parásitos inofensivos introducidos con las vides americanas) benefició a las exportaciones españolas.  Francia, primera nación consumidora y exportadora del mundo, fue suplantada por los vinos españoles en el mercado internacional (ya Napoleón quería convertir ambas Castillas en "el viñedo de Europa", pero no pudo ser), llegando nuestros caldos a monopolizar el comercio mundial.
En contraste con el proteccionismo de los cerealistas castellanos e industriales catalanes, los vinos andaluces, envasados, hasta cierto punto, en cubas de las finanzas inglesas, serán partidarios de una política económica librecambista que les facilite y asegure los mercados internacionales.
El ritmo exportador alcanza ya en la década de 1866-1875 la cantidad de más de 100 millones de litros anuales, para multiplicarse en las siguientes décadas, hasta que la filoxera ataque a las cepas españolas y la producción vitivinícola se vea seriamente afectada  Pero de esto hablaremos en la época de la Restauración.
También el olivo experimentó un salto hacia adelante.  Gozó de libertad de comercio desde 1837  y fue fuertemente demandado en el comercio internacional.  Casi podemos afirmar que el ritmo de su exportación es paralelo al ritmo de las emigraciones ítalo-españolas a Sudamérica, por la constante demanda de estos consumidores de aceitunas y aceite de oliva.  El promedio anual entre 1866 y 1875 es de 2.000 toneladas exportadas, con denominador "in crescendo".

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