El reinado de Alfonvo VI no sólo es importante bajo el aspecto militar o de la Reconquista, sino también por ciertas innovaciones, mudanzas y reformas que en él se verificaron.
Desde el primer punto de vista puede considerarse al monarca castellano como verdadero fundador de la gran monarquía de Castilla, pues hizo avanzar su frontera meridional, que hasta entonces había sido el Duero, hasta la cuenca del Tajo, que ya no pudieron forzar los almorávides en ningún momento.
Las reformas más trascendentales que hizo este rey fueron la abolición del rito gótico o mozárabe y su sustitución por el romano, que fue impuesto por el monarca, a pesar de la resistencia que le presentó la opinión pública, sumamente encariñada con el primitivo rezo de la iglesia española.
En esta ocasión fue necesario recurrir al "juicio de Dios". Salieron, pues, a luchar dos campeones, uno en defensa del rito nacional y otro en pro del romano, siendo éste vencido por aquél. Este duelo tuvo lugar junto al río Pisuerga en el año 1077.
Después se hizo la prueba del fuego con el mismo éxito, según la tradición. Mas, a pesar de tales resultados, fue abolido el rito nacional. Desde entonces, y por eso, se generalizó en Castilla este adagio:
"Allán van leyes, do quieren reyes".
Sin embargo, el antiguo rezo se conserva todavía en una capilla, denominada por esto de los Mozárabes, y establecida en la catedral de Toledo por el cardenal Cisneros, que también dio a la estampa el breviario y misal gótico.
Alfonso VI contribuyó también a la disgregación de Portugal, territorio que llevó en dote, pero a calidad de feudo, la infanta doña Teresa, segunda hija del monarca, al casarse con don Enrique de Borgoña.
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