En la conquista de Toledo tomó parte el Cid, por entonces reconciliado con el rey Alfonso VI, siendo nombrado por éste alcaide de la plaza.
A esta conquista, de suma importancia y significación por haberse fijado en Toledo la capitalidad del reino godo, y en la cual tomaron parte también Raimundo y Enrique, condes de Borgoña, siguió la de otras muchas poblaciones y territorios, que comenzaron a designarse con el nombre de Castilla la Nueva.
La toma de Toledo permitió a Alfonso VI repoblar numerosas ciudades que en la época anterior habían quedado casi desiertas, como Salamanca, Segovia y Ávila. Muchos musulmanes quedaron en las poblaciones conquistadas, recibiendo el nombre de mudéjares.
La pérdida de la ciudad toledana produjo gran consternación y temor en los reinos de Taifas, que inmediatamente ofrecieron vasallaje y pagaron tributos al todopoderoso rey castellano. Pero luego el rey Motámid de Sevilla llamó en su auxilio a los poderosos y fanáticos almorávides del Norte de África, como ya dijimos anteriormente, los cuales, después de apoderarse de todos los pequeños estados musulmanes de España, entraron en campaña contra Alfonso VI, derrotándolo en Zalaca, cerca de Badajoz y sobre el Guadiana (año 1086). Años más tarde, los almorávides hicieron nuevas irrupciones en la España cristiana, sitiando Uclés (1108). Y no pudiendo Alfonso VI, ya viejo y achacoso, salir a combatirlos, envió contra ellos a su único hijo, el infante don Sancho, que había tenido de su esposa Zaida, hija del rey moro de Sevilla, Motámid o Al Motamid, con quien había hecho alianza de emprender la conquista de Toledo. Dicha princesa se convertiría al cristianismo adoptando el nombre de Isabel.
En la batalla de Uclés el infante don Sancho fue muerto juntamente con los siete condes que le acompañaban: es por esto que suele llamarse la "Batalla de los Siete Condes" a este desgraciado episodio de la Reconquista.
Era el principal de estos nobles el conde de Cabra, ayo de Don Sancho, a quien cubrió con su rodela y con su cuerpo hasta que le mataron. Este conde de Cabra era el más encarnizado enemigo del Cid, a pesar de ser cuñado suyo.
Tan luctuosa jornada ocasionó 20.000 cadáveres de ambos bandos. Y en recuerdo de ello lleva desde entonces la comarca de Uclés el nombre de "Sicuendes", que es una abreviación de "Siete Condes".
La plaza de Uclés fue luego (1171) metrópoli de la Orden de Santiago, por donación real y en premio de los servicios de la misma. La muerte del príncipe Don Sancho llenó de tristeza al rey Alfonso VI, que murió poco después, en el año 1109.
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